Comercio Interior Y Exterior De La Nueva España
Es muy pero muy importante para dimensionar la crónica, conocer que cada uno de los escritos sobre el descubrimiento y conquista de América, para ser publicado, debía trasponer conceptos y valores determinados.
La mayoría de los cronistas de Indias fueron religiosos y casi todos consiguieron ser jerarcas de sus distintas comunidades.
Cada manuscrito eracuidadosa y celosamente estudiado por las órdenes religiosas para conceder su aprobación y solicitar el favor de la publicación a las otras ramas de la Monarquía española que intervenían en esta materia. La imprenta fue exclusiva potestad de la Corona por más de dos siglos después del descubrimiento de América.
Lo escrito en los siglos posteriores al descubrimiento en ningún momento puedeconsiderarse ficción y que lo que nos dejaron vivo las distintas censuras y sobre todo la del "Santo Oficio de la Inquisición", era porque estaba sustentado con muchas y muchas pruebas y firmas que respaldaran lo dicho por el cronista.
La opinión general sobre la crónica es que esta se desarrollo para lustre y loa a la conquista, que se perdió y trastocó la historia de los pueblos de América.
Laverdad absoluta es que la crónica es puntual a su momento, la edad, calidad y dignidad que tenían los relatores de los hechos cuando los escribieron, nos dan una cercanía a la fidelidad de los mismos.
En la crónica está consignado nuestro pasado, éste está bien señalado, lo que está adornado, magnificado, es el proceso conquistador y no por todos los que lo describen.
Las crónicas de esacivilización medieval dominada por el oscurantismo que le impuso su credo y su brazo armado la Inquisición, nos dejaron las respuestas a los dilemas que pretendamos plantearnos de estos tiempos. Los cultos son tratados como correspondía a la fe e investidura del autor pero el profesionalismo con el que enfrentaron la labor que nos legaron, también incluye este tema.
La crónica consigna suficientemente claroen todos los escritos: La existencia de homínidos diferentes en América. De un desarrollo cultural, intelectual y religioso en las tierras templadas y cálidas de América.
* Crónica religiosa, militar e indígena de la caída de Tenochtitlán
Ahora, la caída. La guerra, el asedio y el sitio a Tenochtitlán, un año después de la Noche Triste, conforman una nueva imagen de la ciudad,descripta en términos militares, ofensiva y defensiva. Párrafo a párrafo se presenta la progresiva destrucción: estamos ante una ciudad desordenada, hostil, desconocida para quien se haya asomado con el cronista soldado a la calzada de Tacuba en el primer encuentro (en el capítulo CLII de la Historia verdadera...). No hay pintura ni mapa posible de la ciudad: la guerra la somete a un cambio constante. En estos acontecimientos, que ocupan la mayor parte de la Tercera carta de relación de Hernán Cortés y ocho extensos capítulos en la Historia verdadera de Bernal Díaz, se articula nuevamente la retórica de la guerra, extremada ahora hasta límites inenarrables de ferocidad y resistencia en ambos bandos. El soldado recurre a una reiterada hipérbole para explicar el asedio y el enfrentamiento, locual tiene por resultado cierto desorden en el texto. La batalla es recordada a través de profusas imágenes visuales, auditivas y táctiles; el desorden de la lucha constante se traslada a la diéresis; la Historia verdadera se colma de retrospecciones y anticipaciones, agregados, digresiones y remisiones a la primera persona del soldado-cronista:
Saber ágora yo decir con qué rabia y esfuerco semetían en nosotros a nos echar mano es cosa d' espanto, porque yo no lo sé aquí escrevir, que agora que me paro a pensar en ello, es como si agora lo viese y estuviese en aquel tranze e batalla (Díaz del Castillo, 2005: CLII-275).
Los primeros momentos de la guerra exhiben una ciudad majestuosa y feroz, que multiplica las señales –algo opacas para los españoles– del combate. "Grandes ahumadas"...
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