critica
Es la declaración que más nítidamente confirma las razones humanas del escritor conciente con su escritura, Antonio Tabucchi, para escribir esta novela sobre un asesinatoocurrido en 1997. Una historia que, aunque no sea considerada a la altura y calidad de Sostiene Pereira, para mí es una buena y sólida narración, máxime, en estos tiempos deformadores que vivimos donde lasdemocracias retroceden y los abusos de poder proliferan observados desde la verdadera razón de ser y gobernar.
Un cadáver decapitado a las afueras de la ciudad de Oporto es el caso que inicia lanarración, partiendo, de una crónica sobre lo acaecido que eleva el proceso a espacios mayores. Toda una serie de suposiciones que van apareciendo en el transcurso de la narración. Y todo comenzó un díacuando muy de mañana Manolo el Gitano tendido en el camastro de su chabola abre los ojos en la oscuridad del refugio y sin necesidad de alguna luz, tampoco su estancia era un palacio, se levanta parasalir a cielo raso y caminar unos metros por entre las chabolas permitidas en aquel descampado, que pese a su miseria oficialmente se conocía por “Parque Municipal”, para hacer esa necesidad mañaneraque no se puede encargar a persona ajena, pese a ser Rey de los gitanos en nostálgico declive. Para tan perentoria necesidad eligió una vieja y gruesa encina no sin cierto pundonor de tener queutilizarla conocedor de ser un árbol sagrado.
Se sentía a gusto y tranquilo tan temprano, pero ojeando el cercano entorno descubrió un zapato, que su oficio y saber le indicó que no era un simple...
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