cronica

Valeria Lira Salas. Crónica Urbana
“Puta”
Esta crónica urbana se realizó en la ciudad de Morelia, Michoacán, México, en una de las zonas de tolerancia para prostitución más concurridas y tradicionales, donde además también se atraviesan otros negocios como la venta de drogas y el comercio informal, algunos males necesarios en una sociedad malformada y olvidada por su gobierno.
Comoen un mal chiste, México es el principal escenario de esta historia, seguido de Morelia que es las calles que pisamos y el aire que nos despeina en esta cuadra con más de 70 años de tradición. Generaciones enteras la han atravesado y hoy nos da para contar historias.
En esta orbe es por todos conocido lo que aquí se encuentra, no es muy lejos de las calles que a diario transitan miles demorelianos y es un mal que fingen no ver quienes en su camino tienen esquinas como esta, con todo y las mujeres que venden su cuerpo una y otra vez para sobrevivir a la pobreza, la pobreza que acongoja a más de 7 millones de mexicanos hundidos en el lodo.
Bastan unos minutos de estar aquí parado para darse cuenta de que abunda la perdición y el olvido, aspectos comunes en el paisaje desde que lacapital dejó de ser colonial y el centro pasó a ser clasemediero, lejano al sur que en estos días alberga los deseos de progreso de la población.
Es algo que sucede en todas las ciudades cuando arriba la bonanza, el éxito y la modernidad traen consigo el olvido de mucho de lo que alguna vez valió la pena. Casi todos se deslumbran cuando llega el desarrollo y muy pocos recuerdan que en las raíces delos pueblos es donde está la verdad de sus habitantes.
La idea del progreso se vuelve contradictoria cuando aparecen las zonas de tolerancia, ¿tolerar qué?, tolerar lo que a continuación cuenta esta crónica desde el corazón de una Morelia prostituida.
Nada más los viejos recuerdan cuando la ciudad era distinta, llena de árboles, todos se saludaban y nadie cerraba la puerta para ir a dormir. Esode la prostitución era más bien un mito, nadie lo hablaba porque todos estaban ocupados viviendo sus tranquilas vidas en su pacífica ciudad que, más bien, era un pueblo “bicicletero” sin vicios y sin miedo, un sitio que todavía entonces se encontraba muy lejano a la capital del país y los horrores sociales que ahí ya se gestaban.
En fin, es inevitable todo ello porque la evolución tambiénaugura la marginación y la amnesia social, sobre todo la de aquellos para quienes este esplendor fue cambiado por casas de cartón y basureros desde antes de nacer, condenados a vivir entre lo que otros simplemente hicieron a un lado cuando se incorporaron a las filas de la “gente bonita”.
Nadie nace pobre, nadie nace rico, nadie nace puta, esos son estados a los que orillan la suerte y el azar.Finalmente, un día de hace muchas décadas, el desarrollo y sus males convenidos alcanzaron a la provincia michoacana, ante la mirada atónita de miles que nada hicieron para revertir el cambio.
Calle, esquina, avenida, esta es la ruta interminable de la carne más tierna. Son las 7 de la noche de un intrascendental viernes, igual a todos los anteriores y a los que vendrán después.
La vida nocturnade la ciudad comienza a despertar, “el viejo al pozo y el vivo al gozo” reza un refrán tradicional, así es la noche del viernes en la moderna capital Morelia, un lugar especial para la doble moral y el juego de las falsedades.
La ciudad tiene la misma estructura desde hace mucho tiempo, la que sin empacho han venido a ocupar otros, extraños, distintos, con sus monopolios y sus riquezasextranjeras, comprando la tranquilidad y el bienestar de los que aquí decidieron crecer y morir.
Y como en un carrusel la ruleta baja y sube, una y otra vez: Antros, bares y cafés son la elección primordial del “viernes social”, un ente creado por la clase media, media alta, de esta ciudad, que ubica este día como un pretexto para beber, relajarse y convivir con los amigos, más por un acuerdo de...