De los delitos y las penas cesar beccaria
Derecho de castigar
Las leyes son las condiciones con que los hombres independientes y aislados se unieron en sociedad, fatigados de vivir en un continuo estado de guerra y de gozar una libertad convertida en inútil por la incertidumbre de conservarla. Sacrificaron una parte de ella para gozar la restante en segura tranquilidad.
Mas no bastaba con formar este depósito;era necesario defenderlo de las usurpaciones privadas de cada hombre en particular. Se requerían motivos sensibles que bastaran para desviar el ánimo despótico de cada hombre de su intención de volver a sumergir las leyes de la sociedad en el antiguo caos. Estos motivos sensibles son las penas establecidas contra los infractores.
Fue, pues, la necesidad la que constriñó a los hombres a ceder partede la propia libertad: es, pues, cierto que cada uno no quiere poner de ella en el depósito público más que la mínima porción posible, la que baste para inducir a los demás a defenderlo. La agregación de estas mínimas porciones posibles constituye el derecho de pensar; todo lo demás es abuso y no justicia; es hecho, no ya derecho.
Consecuencias
La primera consecuencia de estos principios es quesólo las leyes pueden decretar las penas de los delitos; y esta autoridad debe residir únicamente en el legislador. Ningún magistrado puede justamente infligir penas contra otro miembro de la misma sociedad.
La segunda consecuencia es que el soberano, que representa a la misma sociedad, no puede formar sino leyes generales que obliguen a todos los miembros, pero no puede juzgar sobre si uno haviolado el contrato social. He aquí la necesidad de un magistrado, cuyas sentencias sean inapelables y consista en manera de afirmaciones o negaciones de hechos particulares.
La tercera consecuencia es que si se probase que la atrocidad de las penas fuese por lo menos inútil, también en tal caso sería no sólo contraria a las virtudes benéficas, sino que sería también contraria a la justicia y a lanaturaleza del mismo contrato social.
Interpretación de las leyes
Cuarta consecuencia. Tampoco la autoridad de interpretar las leyes penales puede residir en los jueces criminales por la misma razón que no son legisladores.
Los jueces no recibieron las leyes como una tradición, sino como la legítima voluntad de todos.
En todo delito debe hacerse por el juez un silogismo perfecto.
Cada hombretiene su punto de vista, y cada hombre en tiempos diferentes tiene uno distinto. El espíritu de la ley seria, pues, el resultado de la buena o mala lógica de un juez, de una buena o mala digestión; dependería de la violencia de sus pasiones, de la debilidad del que sufre, de las relaciones del juez con el ofendido, y de todas aquellas pequeñas fuerzas que cambian la apariencias de cada objeto enel ánimo fluctuante del hombre. De aquí que veamos ser castigados los mismos delitos por un mismo tribunal de modo diverso en diversos tiempos, todo ello por haber consultado no la constante y fija voz de la ley, sino la movediza inestabilidad de las interpretaciones.
Oscuridad de las leyes
Si la interpretación de las leyes es un mal, es evidentemente otro mal la oscuridad que arrasa consigonecesariamente la interpretación, lo será muy grande si las leyes están escritas en una lengua extraña al pueblo, que lo sitúe bajo la dependencia de unos pocos, no pudiendo juzgar por si mismo sino cual puede ser la suerte de su libertad o de sus miembros.
Cuanto mayor sea el número de los que entiendan y tengan entre las manos el sagrado código de leyes, tanto menos frecuente serán los delitos,porque no hay duda de que la ignorancia y la incertidumbre de las penas favorecen elocuencia de las pasiones.
De la prisión
La prisión es una pena que necesariamente debe preceder; a diferencia de cualquier otra, a la declaración del delito. La ley pues, señalará los indicios de un delito que merezcan la custodia del reo, que lo sometan a una investigación y a una pena. La fama pública, la...
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