de todo

Universidad Sergio Arboleda
Escuela de Comunicación Social y Periodismo
Edgar Rey
Parcial de Seminarios
Sandra Narváez
17/10/2013

De las Reservas Acuíferas a las vías férreas.

Jonathan Alexander Cueta, un pequeño de tan solo 6 años despierta toda las mañanas con la esperanza de saber que le depara su día a días a él y a su familia, que la conforma 4 de sus hermanos y su madre solterao quizás viuda, porque desde la partida de su padre en una mañana cualquiera en busca de una nueva oportunidad, nuca más se supo de él.
Pupo como le apodan al pequeño despierta día a día con poco abrigo y mucho apetito, un día con más hambre que otro, pero al final siempre con hambre, o quizás como su mama afirma “a veces no quisiera ni que despertáramos”. La historia de esta familia que resideen la comuna 5 de la ciudad de Santa Marta, en una zona de invasión es menos común que la de cualquiera de nosotros. No solo por sufrir el flagelo del desalojo forzoso de su tierra, sino además por la desaparición un día cualquiera del pilar de la casa. Gilberto, su padre de 33 años.
Y como en todos los cuentos los finales no son siempre una historia feliz. Pupo, Darinty, Gilbert, Yaritze, Doyl yMadeleine, su madre es una familia que con expectativas a que la vida les sonría y les llegue el milagro de tener una vida más digna, esperan a que a su puerta toque la esperanza de que su esposo regrese con la oportunidad de volver nuevamente de Ayapel Córdoba, su lugar natal.
Sin embargo Jonathan vive su día a día como un dulce y mágico cuento, en donde los villanos no son precisamente losmalévolos que se apoderan de lo ajeno, sino las dificultades con las que se deben enfrentar al momento de su amanecer, tener unos zapatos al pie de la cama, una taza de agua con que lavar su rostro, un abrigo con el cual protegerse o por lo menos una taza de agua de panela como banquete de desayuno son parte de los elementos que llevan a que Jonathan y sus hermanos sobrevivan a cada despertar.Su historia inicia en Ayapel  un municipio colombiano localizado en el extremo oriental del departamento de Córdoba y bañado por las aguas del río San Jorge y la ciénaga de Ayapel, que limita por el norte con San Marcos, San Benito Abad y Majagual; por el oriente con Guaranda y Achí y por el occidente con Buenavista y La Apartada, un lugar pacífico y como muchos de los Colombianos lleno de gentepujante, y con verraquera. 

En un gran lote cerca a las grandes reservas acuíferas de Ayapel, Pupo y su familia residía hace poco de año y medio. Con un gran patio de siembra en la parte trasera donde su madre sembraba mucha de las hortalizas que eran su sustento diario, con gallos en un corral, y un puesto de venta de limón junto a las flores que muy puntuales a las 5 de la mañana, anunciabanla llegada de un nuevo día. Un río que le daba a este lugar un ambiente melodioso y era la gran dicha de muchos de los niños vecinos del lugar “la finca donde algún día fuimos feliz y pensamos que nuestra calidad de vida podría mejorar” manifiesta Madeleine, que a su vez con una sonrisa y un si si si yo jugaba en el agua con mis hermanos y montábamos columpio en el patio, pupo recuerda y afirmalo dicho por su madre con la mirada ya no tan feliz, tras un 14 de Abril, día en que su padre desapareció y pupo junto a sus 4 hermanos son presionados a desalojar su humilde hogar.

Ya hace algunos meses,
Un día muy común para él. Sin saber que sería ese uno de los días más triste y definitivo de su vida, mientras tomaba un baño en el rio escuchó el grito de su madre, quizás el grito másestremecedor que nunca hubiera escuchado. Con prisa y aterrado corrió a indagar el motivo de éste, se trataba de unos “señores con pistolas y cara pintada que entraron hasta donde mi mama tenía la yuca sembrada”. Es este el recuerdo más innato que tiene Pupo y su hermana Darinty quienes fueron testigo de toda la violencia con que le arrebataban tantos años de esfuerzo y sacrificio a sus padres.
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