Dejar Que Se Consuma Y Otras Estratagemas (Charles Poor Kindleberger)
DEJAR QUE SE CONSUMA Y OTRAS ESTRATAGEMAS
Supongamos la plétora, la especulación y el pánico, como dice el epígrafe de Walter Bagehot . ¿Qué ocurre después? La gestión de las crisis ocupará los tres próximos capítulos . Éste, el primero, considerará inicialmente la posibilidad de que el mejor remedio para un pánico es dejarlo en paz, dejar que siga su curso . Después discutiremosdiversas y variadas estratagemas que se han utilizado en el mundo real, excepto la emisión de nuevo dinero a través de un prestamista de último recurso . Los dos capítulos siguientes consideran el papel del prestamista de último recurso, primero a nivel nacional, en el capítulo 9, y seguidamente a nivel internacional, en el capítulo 10 .
La ausencia de gestión La mayor parte de losmonetaristas y unos cuantos no monetaristas tienen la opinión de que la enfermedad del pánico elaborará su propia cura, el fuego puede dejarse que se consuma por sí mismo .' «Mentes preclaras, si no muy imaginativas, del Banco [de Inglaterra] creyeron que pertenecía a la naturaleza de los pánicos el agotarse a sí mismos .»2 Lord Overstone mantenía que el apoyo del sistema financiero durante la crisis no esrealmente necesario, ya que los recursos del sistema son tan amplios que, incluso en tiempos de extrema austeridad, aquellos que ofrezcan un tipo de interés suficiente obtendrán sólidos préstamos .' Mi colega Rudiger Dornbusch ha adoptado la misma postura en una discusión informal, complaciéndose en grado
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CHARLES P . KINDLEBERGER
MANÍAS, PÁNICOS Y CRACS
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sumo enseñalar un incidente ocurrido en 1847, cuando un aumento del 10 al 12 % en el tipo de descuento privado en Londres frenó el flujo de oro a Estados Unidos e incluso derivó en el envío de una pequeña corbeta para dar alcance a un barco que ya había partido hacia América, haciendo que volviera y descargara 100 .000 libras esterlinas en oro .4 Al testificar ante la Enquête francesa de 1865 sobre lacirculación monetaria, el barón James de Rothschild declaró que se podía confiar en que los crecientes tipos de interés frenarían la especulación en productos y fondos públicos . Añadió : «Si los especuladores pudieran obtener crédito ilimitado, no se puede decir en qué acabarían las crisis .»5 Naturalmente, hay mucho de cierto en estas opiniones y algo de peligro en acudir al rescate del mercado paradetener el pánico excesivamente pronto, con excesiva frecuencia, con excesiva predicibilidad o incluso de forma ocasional . Nos ocuparemos de los dilemas de un prestamista de último recurso en el capítulo siguiente ; aquí consideraremos, de manera histórica, y no a priori como hacen los teóricos, si se puede prescindir siempre del prestamista de último recurso . La idea de que se debería dejar que elpánico siguiese su curso está formada por dos tendencias . Una de ellas se regocija, o Schadenfreude, en el problema que se plantea al mercado, como retribución por los excesos del pasado ; esta postura, algo puritana o fundamentalista, tiende a dispensar una favorable acogida al fuego infernal como el justo desierto de los demás . La segunda postura contempla el pánico como una tormenta «en unaatmósfera tropical mefítica e insana» que limpia el aire . «Purificó los elementos comerciales y financieros y tendió a restablecer la vitalidad y el saneamiento, de la misma forma que condujo a la actividad comercial regular, al deseable progreso y a la prosperidad permanente .»6 La declaración más enérgica en este sentido procede, a mi juicio, de Herbert Hoover, cuando caracterizadesaprobadoramente la perspectiva de Andrew Mellon : Los «liquidacionistas del dejarlo-en-paz» encabezados por el secretario del Tesoro Mellon . .. pensaron que el gobierno debe mantenerse al margen y dejar que la crisis se extinga por sí sola . El señor Mellon sólo tenía una fórmula : «liquidar el trabajo, liquidar las existencias, liquidar a los agricultores, liquidar la propiedad inmobiliaria» . Insistió...
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