Delfo Cabrera
Escribió una de las páginas más gloriosas del deporte argentino, imponiéndose en los Juegos de Londres
Por Esteban Bekerman
Delfo Cabrera escribió una de las páginas más gloriosas del deporte argentino
Fue hace seis décadas, un 7 de agosto de 1948. Ese día, Delfo Cabrera escribió una de las páginas más gloriosas del deporte argentino,imponiéndose en los Juegos de Londres en la misma prueba atlética en la que exactamente 16 años antes, un 7 de agosto de 1932, su ídolo, Juan Carlos Zabala (“Zabalita”), triunfara en los Olímpicos de 1932 en Los Angeles.
Aquella era la primera vez que aquel desgarbado santafesino de Armstrong, localidad en la que había nacido un 2 de abril de 1919, corría una maratón. Sin embargo, Cabrera pudo sobrellevarese y otros contratiempos característicos de los deportistas argentinos amateur, y con un sprint final impresionante terminó dejando atrás al belga Etienne Gailly, su principal competidor, y alzándose con el primer puesto al cabo de 2 horas, 24 minutos, 51 segundos y 4 centésimas.
Atento a los consejos de su coach, Francisco Mura, el mismo que unos 14 años antes le había aconsejado tras unacarrera en Rosario bajar a la Capital para entrenarlo en San Lorenzo, aquel histórico día Cabrera no se preocupó demasiado por tomar el liderazgo en la clasificación sino hasta el final de la carrera. Incluso, entró al estadio de Wembley segundo, a unos metros de Gailly.
Todo, sin embargo, cambió rotundamente allí, en el colosal templo británico, donde los 70.000 espectadores que aguardaban elfinal de la competencia aplaudieron a rabiar el excelente finale de aquel héroe argentino con aspecto de poca cosa, de estatura más bien baja y bigote tupido, que en la Argentina debía arreglarse con un sueldo como bombero de la Policía Federal.
Cabrera había llegado a la capital inglesa en condiciones que distaban mucho de ser los mejores, casi sin más entrenamientos que los que había hecho enla misma cubierta del “Vapor Brasil” y durmiendo durante tres semanas en el sector menos cómodo de esa embarcación, adonde iban los deportistas de menores recursos como atletas y boxeadores.
Para colmo, Londres era en esos momentos una ciudad devastada por la Segunda Guerra Mundial, por lo que la comida no era abundante y al comienzo la delegación atlética debió alojarse en edificios delEjército británico por estar excedida la capacidad de la Villa Olímpica.
SUS SECRETOS
Lo que no sabían sus rivales era que Cabrera estaba acostumbrado desde muy joven a lidiar con todo tipo de privaciones. Y allí estuvo uno de los secretos para que se impusiera a rivales con físicos y apoyos muy superiores: en esa infancia transcurrida en la humilde casa ubicada sobre el hace algunos años denominado“Boulevard Delfo Cabrera”, que para él y todos en Armstrong era el “Boulevard Leones” en aquella lejana década del ‘20.
Cuarto de seis hijos, el pequeño Delfo tuvo que salir rápidamente a trabajar debido a la temprana muerte de su padre. Así, fue ladrillero y recolector de maiz, tareas en las que comenzó a desarrollar su físico de un modo que más adelante le sería muy útil en la actividaddeportiva.
En realidad, más que en sus trabajos en sí este otro secreto de Cabrera para llegar a ser lo que fue radicaba en el modo en que retornaba a su casa tras cumplirlos: corriendo, siempre corriendo, según algunos porque no le gustaba hacerlo a caballo y en la zona no había transporte público. Aunque seguro también por esa pasión por el atletismo que ya empezaba a despuntar en él.
Cuentanincluso que, siendo un joven de 13 años y tras enterarse del triunfo de Zabala en Los Angeles, Cabrera solía decirle a su mamá “mire cuando su hijo sea un Zabalita...”. También, se dice que la madre no se lo tomaba en serio. Pero él sí: por dentro, una potente fuerza motora le decía que podía, que no debía dejarse abatir por sus problemas y que lo importante era buscar la concreción de aquel...
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