derecho
JAMES GLEICK
Caos
James Gleick
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Título original: Chaos. Making a New Science
© del diseño de la portada, Jaime Fernández, 2012
© de la imagen de la portada, iStock / Creative Commons
© 1987, James Gleick
© de la traducción, Juan Antonio Gutiérrez-Larraya. Editorial Seix
Barral, S. A, 1988
© Editorial Crítica, S. L., 2012
Av.Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España)
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INDICE
Prólogo
Prefacio
1 El efecto de la mariposa
2 Revolución
3 Altibajos de la vida
4 Una geometría de la naturaleza
5 Atractores extraños
6 Universalidad
7 El experimentador
8 Imágenes del caos
9 El colectivo de los sistemas dinámicos
10 Ritmos internos
11 El caos y allende
Notas sobre las fuentes y bibliografíaAgradecimientos
Créditos de las imágenes
notes
A Cynthia
humana era la música,
natural era el ruido parásito...
JOHN UPDIKE
Prólogo
INTRIGÓ durante corto tiempo a la policía en la pequeña ciudad de
Los Álamos (Nuevo México), en 1974, un hombre que
vagabundeaba en la oscuridad, noche tras noche, por las calles de
las afueras, en las que el ascua de su pitillo parecía flotar.Caminaba horas incontables, sin rumbo preciso, bajo la luz de las
estrellas que atraviesa el tenue aire de las mesetas. Los agentes
de la autoridad no fueron los únicos que se extrañaron. Algunos
físicos del laboratorio nacional se habían enterado de que su
colega más reciente hacía experimentos con días de veintiséis
horas, lo cual implicaba que su período de vigilia experimentaba
sucesivosdesfases con el suyo. Aquello rayaba en lo anómalo
incluso para la Sección Teórica. En los tres decenios transcurridos
desde que J. Robert Oppenheimer había elegido aquel peregrino
paraje como solar del proyecto de la bomba atómica, el Los
Alamos National Laboratory (Laboratorio Nacional de Los Álamos)
se había extendido por la desolada altiplanicie y dado cabida a
aceleradores departículas, láseres de gas e instalaciones
químicas; a millares de científicos, administradores y técnicos, y,
en fin, a una de las mayores concentraciones de superordenadores
del mundo. Varios especialistas, ya veteranos, recordaban los
edificios de madera erigidos con premura en el borde rocoso en la
década de 1940; mas para la mayor parte del personal, hombres y
mujeres jóvenes, vestidos comoestudiantes universitarios, con
pantalón de pana y camisa de obrero, los primeros hacedores del
artefacto eran poco más que fantasmas. El centro del pensamiento
más puro se hallaba en la Sección Teórica, denominada
Departamento T, de la misma manera que la de ordenadores era
el C, y la de armas, el X. En el T trabajaban más de un centenar
de físicos y matemáticos, bien pagados y libres de lapresión
académica de enseñar y publicar. Era gente acostumbrada a los
talentos brillantes y excéntricos, y, por lo mismo, nada proclive a
asombrarse. No obstante, Mitchell Feigenbaum se salía de lo usual.
Había firmado, exactamente, un solo artículo y, a todas luces, no
se dedicaba a algo prometedor. Llevaba la desordenada melena
peinada hacia atrás, al estilo de las hermas de loscompositores
alemanes. Tenía los ojos vivos, apasionados. Al hablar, lo que
siempre hacía con precipitación, tendía a prescindir de los artículos
y pronombres de modo vagamente centroeuropeo, aunque había
nacido en Brooklyn. Cuando trabajaba, lo hacía casi con obsesión.
Cuando no trabajaba, caminaba y pensaba, fuese de día o de
noche, y de preferencia en ésta. Veinticuatro horas, las diarias...
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