desarrollo de los adolecentes
Louise Stoll
El hecho de que las escuelas sigan haciendo lo mismo que han hecho
siempre supone preparar a los alumnos para un mundo que está desapareciendo a
toda velocidad. Hay un refrán que define este estado mental: «siempre haces lo que
has hecho siempre, obtendrás siempre ronque siempre has obtenido». Así pues,
resulta inaceptable, enlas sociedades democráticas, limitar los objetivos de la
educación a aquellos aprendizajes que cumplen el programa corporativo de las élites
políticas y económicas. Como educadores debemos tratar de garantizar que los
esfuerzos de reforma sean consecuentes con nuestro mayor conocimiento de la
enseñanza y del aprendizaje y nuestra mejor percepción de las necesidades de
nuestros alumnos en laera postmoderna.
Con todo este despliegue mundial de actividad en nombre de la reforma
educativa, a veces se pierde el aspecto central de la enseñanza y del aprendizaje.
En este capítulo nos ocupamos del porqué de la reforma educativa, de los desarrollos
en la enseñanza y en el aprendizaje para todos los alumnos. Llegados a este punto,
necesitamos aceptar un nuevo, o al menos emergente,paradigma de aprendizaje.
Para entender este paradigma deberíamos verlo en comparación con el modelo
tradicional y generalmente aceptado de aprendizaje.
El paradigma de aprendizaje tradicional
El desafío más significativo ahora en marcha para los profesores es la
necesidad de avanzar desde un paradigma o modelo de enseñanza y aprendizaje
que ha sido de utilidad para numerosos docentes yalumnos hasta un concepto
diferente, compatible con las cuestiones emergentes del nuevo milenio.
Como sugeríamos en el Capítulo 1, la evolución de la escolarización pública
comprensiva desarrolló en consonancia con las cambiantes fuerzas sociales y
económicas producidas por la rápida industrialización del siglo X K y principios este
siglo. Del mismo modo en que la sociedad tenía su orden social ysu economía
divididos en gerentes y trabajadores, también las escuelas se convirtieron en organizaciones sociales para clasificar a la gente y hacerle ocupar el lugar
correspondiente en los ámbitos económico y social de acuerdo con su inteligencia.
Esto condujo a los sistemas de escuela, que, en palabras de Purkey y Novak (1984:
11), «etiquetaban, difamaban, clasificaban y agrupaban niños».La inteligencia era considerada un rasgo inalterable distribuido de manera
normativa entre la población. Algunos eran inteligentes, otros, medianamente
inteligentes, y por último estaban los menos inteligentes. La inteligencia se convirtió,
en algo medido por las pruebas de cociente intelectual (CI), lo cual provocó una
definición muy limitada de la inteligencia humana y de su potencial.Esas pruebas en
mayor o menor medida se centraban en lo que Gardner (1983) denominaría
inteligencia «de lógica matemática». Este paradigma de inteligencia condujo a la
creencia de que el aprendizaje es secuencial, de que se trata de una actividad
individual, y de que se produce mejor sin la ayuda de instrumentos como las
calculadoras. Una especie de jerarquía del conocimiento evolucionó yaparece
reflejada en la educación contemporánea. Los pensadores utilizan su inteligencia; los
artesanos sus herramientas. Quizá lo que resulta más insidioso para muchos
estudiantes es la naturaleza descontextualizada de gran parte de lo que se espera
que aprendan. Conseguir la respuesta correcta es más importante que entender el
concepto que se esconde detrás de un problema. Gardner sugiere quelos
estudiantes que aprenden en un nivel superficial raramente obtienen la comprensión
real que llega a través del aprendizaje contextualizado (Brandt, 1993). El paradigma
de la escuela tradicional, por lo tanto, consiste en impartir el conocimiento
«aprobado» mediante unas directrices dadas por el gobierno, libros de texto
autorizados por el Estado y exámenes oficiales.
Los alumnos eran...
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