Desempacando mis libros
Una charla sobre coleccionar libros
De la versión en inglés “Unpacking my library” traducida por Harry Zorn del original en Alemán de Walter Benjamin
Traducción libre: Felipe Beltrán
Estoy desempacando mis libros. Si, lo hago. No están aún en los estantes, no han sido tocados todavía por el moderado tedio del orden. No puedo marchar de arriba a abajo pasando revistapor sus filas ante la presencia de alguna audiencia amigable. No debes temer que esto suceda. En cambio, debo pedir que te unas a mí entre el desorden de las cajas recién abiertas, el aire saturado de aserrín, el suelo cubierto de papel rasgado. Únete a mí entre las pilas de volúmenes que ven de nuevo la luz después de dos años de tinieblas, para que te alistes a compartir conmigo un poco delsentimiento –ciertamente no un sentimiento elegiaco, pero si uno de anticipación- que despiertan estos libros en el coleccionista genuino.
Ya que este es quien ahora te habla, y en un escrutinio más cercano se mostrará hablando solo sobre sí mismo. ¿No será acaso presuntuoso de mi parte si con el propósito de parecer convincentemente objetivo, enumerara para ti las secciones o las piezas-trofeo demi biblioteca, si te presentara su historia o incluso su utilidad para algún escritor potencial? Yo, por mi parte, tengo en mente algo mucho menos oscuro, algo más palpable que eso; lo que realmente me ocupa es darte alguna idea sobre la relación entre el coleccionista de libros y sus posesiones, sobre el coleccionar más que sobre la colección. Si hago esto desarrollando mi exposición acerca delas variadas maneras de adquirir libros, es algo totalmente arbitrario.
Este o cualquier otro procedimiento funciona solamente como un dique en contra del torrente de recuerdos que surge ante cualquier coleccionista al contemplar sus posesiones. Toda pasión limita con lo caótico, pero la pasión del coleccionista limita con el caos de los recuerdos. Más que eso: la oportunidad, el destino queantepone el pasado ante mis ojos está conspicuamente presente en la confusión cotidiana de estos libros. Pues, ¿qué otra cosa es esta colección más que un desorden al que el hábito ha acomodado al punto de hacerlo parecer algo ordenado?
Todos habrán oído ya sobre personas a las que la pérdida de sus libros los ha convertido en desvalidos, o sobre aquellos que para adquirirlos se han vueltocriminales. Estas son precisamente las áreas en las que cualquier orden se evidencia como un acto de equilibrio de extrema precariedad. ‘El único conocimiento exacto que hay’, dijo Anatole France, ‘es el conocimiento sobre la fecha de publicación y el formato de los libros’. Y claro, si existe la contraparte a la confusión de una biblioteca, está en el orden de su catálogo.
Por lo tanto, hay unatensión dialéctica en la vida del coleccionista de libros entre los polos del orden y el desorden. Naturalmente su existencia está también ligada a muchas otras cosas: una extraña relación de pertenencia, algo acerca de lo que tendremos más qué decir en adelante; también, una relación con los objetos que no enfatiza su valor funcional, utilitario –esto es, su utilidad- sino que los estudia y los ama comola escena, el escenario de su destino. El más profundo encanto para el coleccionista está en encerrar los artículos individuales dentro del círculo mágico en el cual quedan fijos una vez que la última emoción, la emoción de su adquisición pasa sobre ellos. Cada cosa recordada o pensada, todo lo consciente, se convierte en el pedestal, en el marco, la base, el candado de sus propiedades. Elperiodo, la región, la manufactura, los dueños anteriores – para un verdadero coleccionista todo el trasfondo de un artículo se agrega en una enciclopedia mágica cuya quintaesencia es el destino de sus objetos.
En este contexto, entonces, es que se puede entender cómo los grandes fisionomistas –y los coleccionistas son fisionomistas del mundo de los objetos- se hicieron grandes intérpretes del...
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