dotrina de la iglesia
La única forma de deshacer el malentendido de que voy hablando, es recordar, en primer lugar, en que consiste la doctrina social de la Iglesia. Para ello, nada mejor que acudir a la definición de Juan Pablo II en su "Sollicitudo rei socialis", donde leemos: "La Iglesia no propone sistemas o programas económicos y políticos, ni manifiestapreferencias por unos o por otros, con tal de que la dignidad del hombre sea debidamente respetada y promovida, y ella goce del espacio necesario para ejercer su ministerio en el mundo".6 Pero la Iglesia -sigue diciendo Juan Pablo II- es experta en humanidad, y esto la mueve a extender necesariamente su misión religiosa a los diversos campos en que los hombres y mujeres desarrollan susactividades, en busca de la felicidad, aunque siempre relativa, que es posible en este mundo, de acuerdo con su dignidad de personas. Por esto la Iglesia tiene una palabra que decir (...) y a este fin utiliza como instrumento su doctrina social...".7
"La doctrina social de la Iglesia -concluye el Pontífice- no es, pues, una tercera vía entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, y nisiquiera una posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia. No es tampoco una ideología, sino la cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es interpretaresas realidades, examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña acerca del hombre y su vocación terrena y, a la vez, trascendente, para orientar en consecuencia la conducta cristiana. Por tanto, no pertenece -la doctrina social- al ámbito de la ideología, sino al de la teología, y especialmente de la teología moral".8
Sentado lo que es -y lo que no es- la doctrina socialde la Iglesia, procede ahora, siguiendo el dictado del Papa, ver cómo esta doctrina, expuesta en los documentos magisteriales que jalonan los cien años transcurridos desde la "Rerum novarun" (1891) hasta la "Centesimus annus" (1991), interpreta y juzga, desde el punto de vista moral, las realidades contenidas en el liberalismo económico o capitalismo democrático. Pero, si queremos hablar delcapitalismo para relacionarlo con la doctrina social de la Iglesia, antes hay que ponerse de acuerdo en que hoy, y desde hace muchas décadas, capitalismo es ni más ni menos que un modelo de organización económica en el que la cooperación social para el logro del bienestar común se supone que se produce de forma espontánea, en contraste con el modelo socialista, en el que la cooperación tiene lugar deforma coactiva. El capitalismo, o "economía de mercado", como algunos, y entre ellos el propio Juan Pablo II, prefieren llamarlo, es un modelo basado en la propiedad privada, incluso de los bienes de producción; que utiliza el mecanismo de los precios como el instrumento óptimo para la eficiente asignación de recursos; y en el que todas las personas libremente responsables de su futuro, puedendecidir las actividades que desean emprender, asumiendo el riesgo del fracaso a cambio de la expectativa de poder disfrutar del beneficio si éste se produce.
La propiedad privada. En cuanto a la propiedad privada de los bienes, incluidos los de producción, pilar básico de este sistema económico, las citas de la doctrina que la legitiman son numerosísimas. Desde -salpicando los textos- la "Rerumnovarum", donde leemos que "poseer bienes en privado es derecho natural del hombre"9; pasando por la "Mater et magistra" en la que Juan XXIII, declarando que se trata de un principio enseñado y propugnado firmemente por sus predecesores10, afirma que "el derecho de propiedad privada, aun en lo tocante a bienes de producción, tiene un valor permanente, ya que es un derecho contenido en la misma...
Regístrate para leer el documento completo.