eDUCACION
Publicado por Miriam Sanchez en Junio 21, 2010 // 5 Comments
Las tareas escolares para realizar en casa forman parte de las actividades de los estudiantes de todos los niveles educativos; sin embargo, los profesores no siempre tienen claro el sentido y el objetivo de las mismas. En ocasiones no son revisadas o, si lo son, se devuelven conalguna marca o calificación y no con una retroalimentación.
A los niños les disgustan las tareas: “me quitan tiempo de jugar”, “no sirven para nada”, “el maestro no las revisa”, “las ponen para tener con qué calificar”, dicen. Los estudiantes mayores las evaden aprovechando los medios electrónicos y las herramientas “copiar y pegar” o haciendo páginas en donde “suben” y “bajan” tareas, porque sabenque los profesores, aun de distintas escuelas, ordenan trabajos similares. Algunos hacen las tareas de otros y cobran por ello. Se crean lugares o centros de apoyo para las tareas escolares. Hay textos de recomendaciones para los padres de cómo ayudar a sus hijos en las tareas y tiendas en donde los profesores pueden comprar ejercicios para asignar como tareas.
El estadounidense Alfie Kohn revisólas investigaciones que en su país había sobre los argumentos pedagógicos que soportan la idea de dar tareas a los estudiantes para realizarlas en casa, y escribió el libro The Homework Myth. Why Our Kids Get Too Much of a Bad Thing, editado en 2006 por Da Capo Press, EUA, que se puede traducir como El mito de las tareas. Por qué nuestros niños reciben tanta información equivocada. Los estudiosque él señala buscan la correlación entre la cantidad de tareas y el tiempo que éstas se llevan, y los puntajes de calificaciones, el dominio de habilidad, la adquisición de conocimientos y de buenos hábitos. Algunos de esos estudios fueron los siguientes:
“Una encuesta nacional (en EUA), a gran escala y a largo plazo, halló que la proporción de niños entre seis y ocho años a los que se les asignatareas en un día dado ha aumentado de 34% en 1981 a 58% en 1997, y que el tiempo semanal de estudio en casa es más del doble”. Sandra Hofferth, de la Universidad de Maryland, una de las autoras del estudio, en una actualización basada en datos del 2002 encontró que “la proporción de niños pequeños a quienes se les asigna tareas en un día dado subió a 64 %, y la cantidad de tiempo que dedican aellas aumentó en un tercio. “Aquí la ironía –dice Kohn– es dolorosa porque la evidencia para justificar las tareas a los más pequeños ni siquiera es dudosa, simplemente no existe”.
En cuanto a resultados de exámenes nacionales e internacionales, Kohn ejemplifica con el documento “Tendencias en el estudio de matemáticas y ciencia de 1994 y 1999”, con datos de 50 países que obtuvieron losinvestigadores David Baker y Gerald Letendre, de quienes dice que difícilmente pudieron disimular su sorpresa cuando obtuvieron sus resultados: “No solamente no logramos encontrar ninguna relación positiva, sino que las correlaciones generales entre el rendimiento promedio nacional de los estudiantes y los promedios nacionales [en cantidad de tareas asignadas] son todas negativas.” Es decir, la cantidad detareas no afecta el rendimiento, para no hablar del aprendizaje.
Kohn dice: “descubrí que décadas de investigación han sido inútiles para obtener cualquier evidencia de que las tareas son beneficiosas para los estudiantes de primaria”. Y se pregunta por qué las imponemos cuando los perjuicios (estrés, frustración, conflicto familiar, pérdida de tiempo que podría utilizarse para practicar otrasactividades y la posible disminución en el interés por el aprendizaje) claramente son superiores a los beneficios. “Las posibles razones incluyen una falta de respeto por las investigaciones, una falta de respeto por los niños (implícita en la determinación de mantenerlos ocupados después de la escuela), una resistencia a cuestionar las prácticas existentes y la presión, en todos los niveles, de...
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