El Herrero Y El Biologo
Divulgación Escrita
El herrero y el biólogo
Jorge Wagensberg
Supongamos que un herrero fabrica buenas herramientas. Su tradición familiar
le ha llevado a producir un objeto casi perfecto. Se trata de un cuchillo para
carniceros, un útil bien templado y especializado en cortar huesos, músculos y
cartílagos con precisión quirúrgica y como si demantequilla se tratara. Pero
supongamos más. Un delincuente adquiere una de esas joyas y comete con ella
una horripilante fechoría. Está claro que la justicia y el resto de la sociedad
centrarán su preocupación en el delincuente, en su historia y psicología. El
arma del crimen, debidamente etiquetada, no será más que una prueba en el
proceso judicial. Nadie se volverá hacia el herrero con cara deinterrogante
enfadado. El caso está cerrado. Bien.
Consideremos ahora otro supuesto: un biólogo molecular desarrolla, tras largos
años de esfuerzo, una depurada técnica para manipular genéticamente tomates
convencionales y conseguir así tomates perfectamente cúbicos. La sociedad
aplaude el invento porque significa una gran ventaja a la hora de embalar los
frutos para su transporte. Pero supongamostambién que esa misma técnica
permite que un desalmado, tipo Dr. No, manipule seres humanos y consiga
“inventar” una nueva especie de humanoide portátil y de bajo mantenimiento,
un ser superlaborioso, pseudorresistente, semi-inteligente y casi manso. Un
perfecto esclavo. Las consecuencias del engendro son imprevisibles, pero la
mayor parte de la sociedad centrará sus reproches en el biólogo(olvidando
quizá al Dr. No, uno de tantos psicópatas a los que la ciencia les ha puesto las
cosas demasiado fáciles). Este caso ni está claro ni se puede cerrar. Estamos,
atención, ante una de las cuestiones más quemantes de nuestro futuro
inmediato: la cuestión de la, así llamada, “ética científica”: ¿Cuáles son los
límites de la libertad de investigación? ¿Por qué el herrero parece tener menosproblemas éticos en su labor?
La sencilla fábula del herrero y el biólogo contiene, creo, todo lo esencial
del debate sobre la ética científica. Y la clave del embrollo no está, contra lo
que pueda parecer, en señalar la modestia de un cuchillo frente al estremecedor
potencial de la manipulación genética. Se trata de admitir, justamente, que
ambos casos son más que comparables. De hecho son prácticamenteidénticos.
En realidad, no existe más que una diferencia fundamental entre ellos. Y en
tal diferencia está la solución. Probemos a ver. ¿Por qué tendemos a considerar
Martín Bonfil Olivera (comp.)
inocente al herrero y sospechoso al biólogo? De hecho, sólo por una razón. En
el primer caso todos conocemos y aceptamos el peligro de que el cuchillo
llegue a tener un mal uso. Es un riesgoabsolutamente evaluado y asumido por
la sociedad entera. Y, como lo asumimos todo, el herrero es tan inocente y tan
culpable como cualquier otro ciudadano. En otras palabras, el herrero comparte
su presupuesto de riesgos y beneficios. ¿Por qué, en cambio, tendemos a
considerar al biólogo como responsable de los sustos que puedan derivarse de
sus logros? Pues porque ese presupuesto no se comparte enabsoluto. Atención,
no se trata de que el riesgo esté claro o no, podría no estar claro, podría resultar
incluso difícil de evaluar, pero esa falta de claridad, ese riesgo del riesgo, eso es
justamente lo que hay que conseguir compartir. Si el biólogo hiciera tomates
cúbicos compartiendo el riesgo de sus trabajos con la sociedad entera, entonces
su caso no se distinguiría en nada del caso del buenherrero. Ésta es la clave: el
herrero comparte y el biólogo no comparte. Y ahora la clave de la clave. ¿Por
qué no comparte el biólogo? Hay dos razones.
Primera razón: la opinión pública en ciencia. Para que dos entes compartan
algo alguien ha de poseer, en principio, ese algo. Y en general (aunque la
situación ya ha empezado a invertirse) el científico no suele detenerse
demasiado a evaluar los...
Regístrate para leer el documento completo.