EL IPHONE
Posiblemente no existe un ciudadano mayor de 5 años que no haya experimentado disgustos, molestias, incomodidades y frustraciones al hacer uso de algún tipo de servicio de transporte en la ciudad. Existe un enorme consenso en la ciudadanía, a través de todas las clases sociales, económicas y culturales, acerca de los muchos problemas que sufren al haceruso del transporte. Sin embargo, ese consenso se destruye al describir cada cual su percepción del problema de transporte, hasta el punto de prevenir el diálogo entre interlocutores diversos, para los cuales las "soluciones" (correspondientes a sus percepciones particulares del problema) son francamente distintas e irreconciliables. ¿Cuál es el problema de transporte? ¿El que alega el obrero? ¿Elque alega el estudiante? ¿O la señora motorizada? ¿O la secretaria? ¿O el conductor del autobús? ¿O el anciano? ¿O el turista? ¿O el agente de tránsito? ¿Tal vez el verdadero problema de transporte sea la suma de todos estos problemas individuales? ¿O, quizás, existen aspectos comunes en todos ellos? Este primer capítulo intenta (y tal vez ya por eso peca de optimismo) describir el problema detransporte según lo experimentan diferentes grupos de personas afectadas. No es una descripción objetiva. Muy por el contrario, pretende reproducir la percepción de esas personas.
DEL USUARIO DEL TRANSPORTE PÚBLICO:
El usuario del autobús sale temprano a esperar el suyo. Si trabaja o estudia en el centro, probablemente es tan sólo uno. Si no, muy posiblemente deberá bajarse en algún sitio aesperar el segundo, que sí lo lleva a su destino. Es temprano, hay mucha gente en espera de autobuses, y estos pasan repletos y no paran. Es necesario entonces caminar hasta el semáforo más cercano y, en el momento en que uno de los suyos queda "capturado" por un rojo, hacer su ingreso forzado al autobús. Si es hombre, muchas veces se arriesga a "colgarse" en la puerta, en la esperanza de que en pocascuadras algunos se bajen y pueda entrar al autobús. Si es mujer, debe tratar de olvidar su "debilidad" y dar codazos a la par con todos, o resignarse a llegar tarde al trabajo o al estudio. Una vez adentro, comienza el diario martirio: el autobús está atestado, se respira un ambiente enrarecido, las barras para asirse están calientes y resbalosas de sudor, los apretujones cada vez que alguien pasahacia la puerta de salida resultan en fuertes empujones, hay que estar pendiente de carteristas, y además cuando el autobús "arranca", o cuando frena, hay que "cogerle el sentido del ritmo" para evitar que esas bruscas operaciones le hagan perder el equilibrio. La salida es penosa, buscando a tientas entre un bosque de piernas un lugar libre donde asentar el pié y dar un nuevo paso. Hay que"adivinar" que se está cerca de su destino y anunciar con anticipación suficiente para que el conductor pare donde
debe ser. Luego, el salto final a la acera, estrujado y acalorado, y la mano rápida a comprobar por última vez que la cartera, el reloj y los lapiceros estén aún en su lugar. Si es necesario el transbordo, hay que esperar de nuevo. Ahora se complica porque hay un gran volumen deautobuses, todos iguales, parando en todas partes de la calle y sobrepasándose unos a otros, y los avisos sobre la ruta que cubren son difíciles de ver. Hay que estar pronto, agitar el brazo cada vez que se está en duda, y cuando aparece su autobús, "culebrear" por entre los otros para, de un salto, subirse nuevamente, a reiniciar el martirio ya descrito hasta que llegue a su destino.
Esta rutinatiene variantes que la hacen aún peor. Por ejemplo, el día de lluvia, en que hay que esperar bajo un periódico; cada carro que pasa con rapidez levanta grandes chorros de agua y barro que lo empapan y arruinan su vestido; el ambiente interno del autobús es considerablemente más nauseabundo que de costumbre, y la bajada del autobús tiende a coincidir sobre algún charco del pavimento, de modo que al...
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