El Marxismo Como Moral
Marxismo como moral
De todos los sentidos de la palabra «marxismo» examinados en los capítulos ante-riores se ha desgajado un factor moral, no por habitualmente negado o desatendido me-nos decisivo y que, en definitiva, se resume en la famosa frase de Marx:
«Los filósofos se han dedicado a la interpretación del mundo; pero lo que se necesita es transformarlo».
¿Qué quieredecir «transformar el mundo»? Por «mundo» pueden entenderse dos cosas: la realidad física y cósmica y la sociedad humana. Lo primero, como ya dijimos, no es lo que predica Marx, sino el objeto de las ciencias físico-químicas (también bio-químicas) y de la tecnología correspondiente; y más que una «transformación» -no se trata de cambiar el mundo por cambiarlo- es una «explotación». Mas, tengamos encuenta que tal comportamiento con respecto del mundo -dedicarse a explotarlo en vez de, como los antiguos, a contemplarlo, ha requerido también un cambio de actitud, una desacralización -y consiguientemente degradación: mundo reducido a materia prima-, consiguientemente una nueva cosmovisión y, en sentido lato, incluso una nueva moral. (Todo lo cual hubo de ser preparado y llevado a cabo en lasetapas sucesivas de la cien-cia moderna, la primera revolución industrial, la tecnología con la segunda revolución industrial del fin de siglo y, en fin, por ahora, la época atómica y de la automación). Dentro del marxismo la discusión en torno a la «dialéctica de la naturaleza» y, fuera de él, Teilhard de Chardin y la bioquímica, con la genética, en torno al problema de la «síntesis orgánica»muestran esfuerzos paralelos —entre otros muchos— para com-prender esta autotransformación del mundo e intentar incidir, llegado el caso, sobre ella. José Luis López Aranguren El marxismo como moral 20
6 O bien, según una interpretación actual, sobre la que habremos de hablar largamente, bajo la forma de determinismo estructuralista.
La transformación que aquí nos interesa es la del «mundo»entendido como la so-ciedad humana. También la tecnología sociológica, la «ingeniería social» americana, se propone cambiar la sociedad, pero no en sentido radical, sino en el de lograr un mejor “ajustamiento” de las “piezas” -individuos, grupos, instituciones- de que se compone.
El propósito de Marx es mucho más radical y, al revés que el anterior, menos «tec-nológico» y más específicamente moral.
Sudoctrina -implicación de doctrina y praxis- significa la atribución de una nueva función -eminentemente práctica- al Saber; función que va más lejos de su único prece-dente, el comptiano de savoir, para prévoir y pourvoir.
Mediante la predicación de este Saber práctico-político se trataba, como vimos, de encarnarlo en una fuerza real, el proletariado. Marx vio muy lúcidamente que una masahumana arrancada por la revolución industrial de sus raíces, adquiría una disponibilidad para el cambio de actitud -preparado ya por el cambio de habitat y de oficio de la que habían carecido el campesinado y el artesanado, instalados en una situación social vivi-da como status o estamento, como condición aceptada, en tanto que querida por la Pro-videncia, por el mismo Dios. El cambio de actitudconsiste, por tanto, en sacar al prole-tariado de su pasividad, en dotarle de conciencia de clase, lo que supone conciencia de explotación, y de imprimirle voluntad revolucionaria de liberación.
El resultado moral —en el más internalizado sentido de la palabra «moral» al que nos referimos en el «modelo» del final del capítulo 2 y sobre el que volveremos en este mismo capítulo— es la creación de unHombre nuevo, el perfecto proletario marxista.
4.2 Sentido histórico-moral de la obra de Marx
Veamos ahora, con mayor detalle histórico, cómo se insertó el pensamiento de Marx en la historia, y descubramos su sentido valiéndonos para ello del instrumental de la ética analítica contemporánea.
La obra de Marx, síntesis de praxis y teoría, tuvo un sentido. La palabra castellana «sentido» no...
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