El orgullo de ser mexicano
A propósito de la celebración del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución bien vale la pena preguntarnos ¿quiénes somos los mexicanos?...
¿Los acontecimientos históricos que este año celebramos nos definen como tal?, ¿o que significan para nuestro pueblo?
Para tratar de darle respuesta a estas preguntas recurriremos a uno de los másgrandes mexicanos que sin duda entendió mejor que nadie nuestra naturaleza “Octavio Paz” y para ello quiero citar la entrada a una de sus maravillosas obras “el laberinto de la soledad”
A TODOS, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos semanifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinitariqueza del mundo. El adolescente se asombra de ser. Y al pasmo sucede la reflexión: inclinado sobre el río de su conciencia se pregunta si ese rostro que aflora lentamente del fondo, deformado por el agua, es el suyo. La singularidad de ser —pura sensación en el niño— se transforma en problema y pregunta, en conciencia interrogante.
Una estadía de dos años en los Estados Unidos dieron a Paz motivode reflexión, comenzó comparando a los mexicanos con los norteamericanos pero particularmente destacando a los pachucos; fenómeno cultural o mejor dicho contracultural de los años 40tas y 50tas periodo en el que escribe el libro citado.
El autor mira a los mexicanos ocultando su intimidad tras una máscara, de cualquier clase social o antecedentes raciales, según él todos Llevamos siempre unamáscara para ocultamos de los demás y encerrarnos en nosotros mismos. Nuestra tristeza y eterna melancolía, la manifestamos en un carácter jubiloso, somos el pueblo que tiene más fiestas donde vive y convive, a veces de manera violenta, con sus semejantes, para romper su cárcel.
Por otra parte «la indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida». Solemos rendirculto a los muertos y los símbolos de la muerte como recurso de fuga, con el pensamiento mágico de que, al fin, nos encontraremos acompañados, en derrota de nuestra soledad, «fascinación hacia la nada o nostalgia del limbo».
La Malinche, dice Paz, es el símbolo del servilismo ante lo extraño; «de la Madre violada que no me parece forzado asociarla a la Conquista, que fue también una violación, nosolamente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las indias».
Haciendo un esfuerzo por entender lo que Octavio Paz nos transmite en su obra podemos deducir que ve la fisonomía del mexicano en una máscara que oculta una tendencia hacia la soledad la cual nos conduce a un laberinto pero esa soledad no proviene de una decisión voluntaria, si no al contrario, es una consecuencia denuestro carácter antisocial; La soledad es sólo un refugio que se busca involuntariamente. No es que el mexicano quiera y guste de la soledad, es que ésta se le impone como resultado de la timidez, la susceptibilidad, el recelo, la desconfianza, que se acompañan de reacciones inhibitorias.
Octavio Paz en El laberinto de la soledad concentra su atención en un verbo que resulta como una palabra clavede nuestra peculiaridad lingüística, de nuestra cotidianidad: el verbo Chingar con sus diversas variantes y atribuciones. Es una palabra muy mexicana, usada por las personas de todos los estratos sociales; es un atributo o lugar al que destinamos al «otro», al que tiene lo que nosotros no tenemos, pero que al mismo tiempo nos identifica. Paz señala una serie de variantes y se pregunta: «¿Quién...
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