El otro sendero
De Soto sostiene que un informal no puede aprovechar las economías derivadas de una elevada produccióncomo sí lo hace un empresario. Tampoco utilizar maquinaria, ocupar muchos obreros, realizar grandes inversiones o recibir financiamiento bancario. En resumen, carece de protección y es objeto decorrupción por parte de líderes, policías e inspectores gubernamentales. Mucho menos paga impuestos y como carece de apoyo bancario, acude en busca de él con los agiotistas. En fin, lo que posee paraefectuar sus actividades constituye un "capital muerto", pues no lo puede aprovechar ni le sirve para respaldar ante las agencias de crédito un préstamo que le permita realizar sus actividades.
Por otrolado, afirma que aunque la informalidad abarca a millones de personas en todo el mundo, sus costos de funcionamiento son elevados e impiden el desarrollo. Por ello, en vez de ver a los vendedoresinformales como productores marginales e ineficientes, deben tomarse en su justa dimensión: como protagonistas económicos muy dinámicos que pueden sobrevivir incluso contra las trabas que les impone elEstado y a pesar de las ineficiencias que los distinguen. Además, por lo general son más innovadores y eficientes que los empresarios tradicionales que cuentan con la aceptación oficial.
En Perú lasideas de Hernando de Soto calaron hondo en los gobiernos de los que fue asesor, al grado de que se promulgaron 400 leyes para regular a 300 mil informales de las ciudades y a 350 mil propietarios de...
Regístrate para leer el documento completo.