el siglo XX
Fuente: Howard, Michael (1999). El amanecer del siglo. En: Varios autores, Historia Oxford del siglo XX. Barcelona: Planeta. p.27- 36.
“Los pueblos de Europa occidental y de Norteamérica parecían tener sobrados motivos para saludar el siglo XX como la aurora de una nueva y más feliz era en la historia de la humanidad. La ciencia y la tecnología estaban mejorando ya sunivel de vida más allá de lo ima¬ginable y dominaban el mundo con su comercio, sus finanzas y su poderío militar. La mayor parte del hemisferio occidental, el conti¬nente africano, el subcontinente indio y gran parte de Asia, fuera de China, habían sido colonizados directamente por los europeos o penetrados profundamente por la cultura europea, y parecía evidente que las sociedades que todavíaconservaban su independencia sólo podrían seguir haciéndolo en el futuro si, como la japonesa, imitaban con éxito el modelo europeo.
Este modelo fue conocido, luego, como «capitalismo liberal». Quienes se beneficiaban de sus ventajas materiales tenían concien¬cia, primordialmente, de su estructura política: libertad de expresión, libertad de intercambio comercial, libertad de investigación científica,movilidad de la mano de obra y autogobierno democrático como un derecho siempre creciente. Pero en esta ideología liberal subyacía un proceso económico que Karl Marx identificó acertada¬mente ya medio siglo antes como el más revolucionario que hubiese visto jamás el mundo. Fundamental en este proceso era la acumula¬ción de recursos y su inversión en la industria y en las comunicacio¬nes. Estainversión había hecho posible el desarrollo de la mecaniza¬ción, primero con la utilización de la fuerza de vapor y luego cada vez más con la de la electricidad, a una escala que había transformado la sociedad de Europa occidental y que haría lo mismo, durante el nuevo siglo, con la del resto del mundo.
Esta transformación consistía en la transición de comunidades con base agrícola -gobernadasjerárquicamente y en gran medida autosuficientes, cuya estructura social estaba legitimada por una tra¬dición de un milenio y había sido reforzada por las autoridades eclesiásticas que ofrecían una sanción supranatural-, en sociedades ur¬banas o urbanizadas muy móviles, entrelazadas globalmente, en las cuales la autoridad política estaba legitimada por, cuando menos, la apariencia del consenso popular ycuya vida pública iba seculari¬zándose cada vez más. Entretanto, las creencias religiosas, que hasta entonces habían sido socialmente preceptivas, se convertían en mar¬ginales (allí donde lograban sobrevivir) como cuestiones esencial¬mente privadas. Este proceso, conocido en general como «moderni¬zación», parecía, para bien o para mal, ineluctable, pero conforme avanzaba el siglo iba a provocar através del mundo frecuentes y a ve¬ces feroces sacudidas, tanto religiosas como seculares.
En 1900 las fuerzas de la ciencia, la razón y el progreso que se relacionaban con la Ilustración del siglo XVIII parecían haber ganado el combate en Europa. La llegada del ferrocarril y del buque de vapor había destruido la autosuficiencia de las viejas comunidades agrarias. Al relacionarlas con unaeconomía de dimensión continental no sólo obligaron a los campesinos a modernizar sus tradicionales modos de producción, sino que hicieron posible una movilidad de la población que tuvo por resultado una enorme expansión de las ciudades y, al mejorar el transporte transoceánico, la emigración en masa transat¬lántica, un movimiento que llegó a su punto más alto en los primeros años del siglo XX. Laextensión del ferrocarril transcontinental en las Américas y, en menor medida, en Eurasia, aportó un carácter global a esta economía.
Al completarse el ferrocarril transiberiano en 1901, hubo geopo¬líticos europeos que llegaron a la sombría premonición de un domi¬nio del mundo por un mal definido «corazón» de Asia central, pre¬monición que salió de nuevo a la superficie durante la guerra fría,...
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