Emociones: una guía interna
Leslie Greenberg
Irene López Díaz
irens910@yahoo.es
La imagen de portada es de un libro de Francesco Tonucci (como ilustrador firma bajo el seudónimo de Frato).
Un psicopedagogo italiano que reflexiona de una forma perspicaz y crítica sobre los principios y consecuencias de la educaciónactual europea. (La ilustración es de 1972. Todo un visionario)
En varios momentos durante la lectura del libro de Greenberg, han venido a mi cabeza ilustraciones de Frato, como fiel reflejo gráfico de algunas premisas básicas sobre el trabajo con las emociones, especialmente pensando en la “educación de las emociones en la población escolar”.
Como punto de partida, creo que para aprovechar almáximo esta obra de Greenberg, el lector debe complementarlo con algunas lecturas de los autores o corrientes psicológicas previas, de las que él toma sustento. Su teoría es una superposición de paradigmas implícitos, que coexisten y se integran magistralmente.
Y, siempre que se pueda, ayudará echar un vistazo a alguno de sus artículos en los que resume las bases de su terapia centrada en lasemociones.
Centrándome en el libro “Emociones: una guía interna”, paso a resumir las mayores aportaciones del libro Greenberg a mi bagaje personal y profesional, sin seguir un orden lógico ni paralelo a la obra.
1. Reconocer todas nuestras emociones. Sentirlas, recrearlas, vivirlas, ponerlas nombre, no frenarlas ni evitarlas sino mirarlas de frente.
Considero muy acertado, enprimer lugar, la terminología que usa para tratar las emociones; primarias, secundarias. Que además resulta muy visual (y a los “pensadores visuales”, nos gusta recrear una estructura espacial con pisos, niveles o superficies diferenciadas). Por otro lado, evita términos cargados de connotaciones como son “emociones positivas o negativas”, haciendo hincapié en que ninguna emoción es mala de porsí y debemos atender a todas por igual.
Su idea de “dar la bienvenida a todas las emociones” debería incluirse en todos los libros de texto de primaria y especialmente, en secundaria.
Dejar de basarnos exclusivamente en la racionalidad, en el pensamiento lineal, “científico” y prestar más atención a nuestro lado más emocional ayudaría a muchas personas a comprenderse mejor y, en consecuencia,a vivir de una manera más realista, más humana, vivencial, integral y óptima.
Desde que, en los primeros capítulos del libro, leí la definición de focusing (como proceso que nos permite encontrar la “sensación sentida”. Aquello que permite que la mente sepa lo que el cuerpo ya sabe) lo he atesorado a mi vocabulario habitual y lo promulgo entre mis compañeros, profesionales de la educación.Esta idea me ha hecho replantearme algunos dilemas sobre mi práctica profesional con niños/as con autismo a los que les “enseñamos a reconocer, discriminar emociones” en ellos mismos y en los otros. Me surgen dudas como: ¿Ponemos el mismo énfasis en “enseñar” todas las emociones básicas? Y sobre todo; ¿cómo estar seguros de que la emoción que “le hemos dicho que siente – y explica su conducta”,es la que siente realmente o la emoción primaria?
En aquellas personas con mayores limitaciones cognitivas y comunicativas, esto me parece una pregunta muy compleja, me atrevería a decir que es una pregunta sin respuesta. Y todos nuestros intentos, serán aproximaciones a una experiencia subjetiva. Nunca podremos estar seguros de si nuestra interpretación es acertada o no lo es. Y por tanto,estaremos desarrollando en ellos conceptos, pensamientos y respuestas muy confusas y desadaptativas.
Debemos por tanto, estar muy atentos a todas las formas de expresión emocional; “escuchar con el corazón”, poner todos nuestros sentidos y no precipitarnos al poner nombre a una emoción en una persona con autismo para que puedan vivir en “la mejor comprensión y en la mayor armonía posible”...
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