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Páginas: 1037 (259016 palabras)
Publicado: 7 de mayo de 2015
y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de
noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y
escrito canciones que hacen llorar alos bardos.
Me llamo Kvothe. Quizás hayas oído hablar de mi.
Patrick Rothfuss
El nombre del viento
Cró ni ca d el as es i no d e reyes : pri mer d í a
e PU B r1.4
l i b r a 24.07.13
Título original: The Name of the Wind. The Kingkiller Chronicle: Day One
Patrick Rothfuss, 2007
Traducción: Gemma Rovira
Editor digital: libra
Primer editor: ikero
Reporte de erratas: 1aaaaaa1, asturnauta, LihuenePub base r1.0
A mi madre, que me enseñó a amar los libros y me abrió las puertas de Narnia, Pern y la Tierra
M edia.
Y a mi padre, que me enseñó que si tenía que hacer algo, debía tomarme mi tiempo y hacerlo
bien.
Agradecimientos
A…
… todos los lectores de mis primeros borradores. Sois muchísimos, demasiados para que os
mencione a todos, pero no para que os ame a todos. Si seguí escribiendofue gracias a los ánimos que
me disteis. Si seguí mejorando fue gracias a vuestras críticas. De no ser por vosotros, no habría
ganado…
… el concurso Writers of the Future. De no ser por su taller, no habría conocido a mis
maravillosos colegas del volumen 18, ni…
… a Kevin J. Anderson. De no ser por sus consejos, no habría dado con…
… M att Bialer, el mejor agente del mundo. De no ser por susindicaciones, no le habría vendido el
libro a…
… Betsy Wolheim, adorable editora y presidenta de la editorial DAW. De no ser por ella, no
tendríais este libro en las manos.
Quizá tendríais un libro parecido, pero este libro no existiría.
Y por último, al señor Bohage, mi profesor de historia del instituto. En 1989 le prometí que lo
mencionaría en mi primera novela. Siempre cumplo mis promesas.Prólogo
Un silencio triple
V
olvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
El silencio más obvio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que
faltaban. Si hubiera soplado el viento, este habría suspirado entre las ramas, habría hecho chirriar el
letrero de la posada en sus ganchos y habría arrastrado el silencio calle abajo como arrastra lashojas
caídas en otoño. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de clientes, ellos
habrían llenado el silencio con su conversación y sus risas, y con el barullo y el tintineo propios de
una taberna a altas horas de la noche. Si hubiera habido música… pero no, claro que no había música.
De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.
En la posadaRoca de Guía, un par de hombres, apiñados en un extremo de la barra, bebían con
tranquila determinación, evitando las discusiones serias sobre noticias perturbadoras. Su presencia
añadía otro silencio, pequeño y sombrío, al otro silencio, hueco y mayor. Era una especie de aleación,
un contrapunto.
El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a
notarloen el suelo de madera y en los bastos y astillados barriles que había detrás de la barra. Estaba
en el peso de la chimenea de piedra negra, que conservaba el calor de un fuego que ya llevaba mucho
rato apagado. Estaba en el lento ir y venir de un trapo de hilo blanco que frotaba el veteado de la
barra. Y estaba en las manos del hombre allí de pie, sacándole brillo a una superficie de caoba queya
brillaba bajo la luz de la lámpara.
El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la
sutil certeza de quienes saben muchas cosas.
La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese
era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del
otoño. Era grande y...
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