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En 1986, Alfredo Quiñones entró en EE.UU. como inmigrante ilegal, sin saber inglés y con 65 dólares
en el bolsillo. Hoy es unprestigioso médico, licenciado cum laude 1 por la Universidad de Harvard y
neurocirujano en el centro Johns Hopkins, uno de los más prestigiosos del país.
“Ha habido mucha suerte”, insiste. Suerte,cuando a finales de 1986, con 19 años, cruzó la frontera
entre México y EEUU, un periplo en el que han muerto muchos compatriotas. “Brinqué el cerco 2 ”,
recuerda hoy el neurocirujano. El jovenQuiñones acababa de obtener el título de maestro (uno de los
primeros de su familia) pero la grave crisis económica que atravesaba México le hizo seguir el camino de
sus tíos y primos.
Comenzó atrabajar como agricultor en el valle de San Joaquín (California). “Pasaba los largos días en
los campos, recogiendo frutas y verduras, durmiendo en tráilers 3 , comiendo cualquier cosa que conseguía,
conlas manos llenas de sangre de arrancar hierbajos.”
Mientras trabajaba en los cultivos californianos y, después, como soldador 4 en la compañía de
ferrocarril, Quiñones empezó a acudir a la escuelanocturna para aprender inglés. Sólo cinco años después
de haber llegado a EEUU, consiguió una beca 5 para estudiar en la Universidad de Berkeley, donde se
graduó en psicología.
Allí empezó ainteresarse por las neurociencias, si bien 6 hasta su último año en Berkeley no decidió
estudiar Medicina. Pero “uno de mis mentores me convenció de que, pese a mi escepticismo, podía ir
dondequiera quequisiese para estudiar Medicina”, relata. Quiñones consiguió entrar en todas las
facultades de medicina en las que había solicitado la admisión y optó por Harvard. Tras hacer la
especialidad deneurocirugía, recaló en 2005 en la Johns Hopkins, donde actualmente dirige el Programa
de Tumores Cerebrales del campus Johns Hopkins Bayview.
“Se han portado increíblemente conmigo”, recuerda este...
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