Historia del matrimonio
Reforma protestante, codicia burguesa y amor “ridículo”
A fines del Renacimiento, siglo XV, las costumbres cambian al aflojarse la presión de la Iglesia.Entre los últimos soberanos de la dinastía Valois (Francia) y Tudor (Inglaterra) los reyes ya no temen exhibir a sus amantes. El alto clero y los Papas tampoco se privan de tenerlas.
Más decisiva fue la Reforma luterana y calvinista que quiebra la unidad religiosa de Occidente. Las nuevas iglesias protestantes abrevan en el Antiguo Testamento paradesacralizar el matrimonio. Este será para losprotestantes simplemente un contrato voluntario entre dos personas que el pastor se contenta con registrar.
Las iglesias protestantes reintroducen el divorcio, con varias causales tales como eladulterio o la incompatibilidad. Pero son la burguesía y la aristocracia las que dan los más duros golpes al “matrimonio cristiano” (al reintroducir en la mayoría de los grandes países europeos), la obligacióndel consentimiento parental, al menos en las grandes familias.
Esta medida acarrea la desaparición de los casamientos por amor en las clases superiores y va acompañada por una singular regresión del estatuto jurídico de la mujer que, como en la Antigüedad, vuelve a ser una menor sometida primero a su padre y luego a su marido.
Se verifican las primeras intervenciones de los Estados seculares enel derecho matrimonial, hasta entonces coto de caza de la Iglesia. El Concilio de Trento (1545-1563) reduce severamente la libertad del matrimonio. Se impone el acuerdo parentalpara las mujeres menores de 25 años y los hombres menores de 30, y se exige la presencia de cuatro testigos así como del cura de la parroquia de los prometidos. Más adelante, se exigirá también la publicación de bandosanunciando una boda.
Los Estados multiplican desde entonces las presiones contra los “matrimonios clandestinos” que tienen como principal perjuicio el de comprometer las estrategia familiares. ¿Qué pensar de un joven príncipe enamorado que desposaría a una plebeya en vez de simplemente poseerla?
En el siglo siguiente, las consecuencias de estas disposiciones se harán sentir en las grandes familias deOccidente. Los matrimonios arreglados ya son la norma y, frecuentemente, una adolescente es casada con un viejo barón afortunado. El escribano, que preside la firma del contrato matrimonial, empieza a tener mayor relevancia que el sacerdote. En consecuencia de lo cual, el amor y el matrimonio se vuelven, salvo excepción, antinomias. En la novela La princesa de Cleves (1678), el príncipe deCleves, antes de morir, pide perdón a su mujer por haberla amado demasiado, al punto de caer en el ridículo.
En otro orden, el casamiento asusta a las muchachas y muchas le escapan entrando al convento. Se evitan así al menos la rudeza de un marido y los peligros de los embarazos a repetición.
Libertinaje y crisis
Las buenas costumbres no salen ganando de esto. El gran siglo es también eldellibertinaje y detrás de las bellas fachadas de Versalles, los jóvenes de buenas familias se entregan al desenfreno.
Entre las clases populares y el campesinado, el matrimonio se refuerza. En el campo, con la mejora de las condiciones materiales, aparece más que nunca como un factor de estabilidad. La gente se casa para establecerse y encontrar una ayuda en las pruebas de la vida, aplicandodentro de ciertos límites los preceptos cristianos de fidelidad y afecto mutuos.
En la alta sociedad sin embargo la institución matrimonial llega exhausta. Es el precio a pagar por los casamientos arreglados, determinados por la codicia de las familias. Los “filósofos” y otros pensadores esbozan remedios diversos y variados que rozan la utopía.Helvetius preconiza el casamiento a prueba o de...
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