horno
Todo empezó en losaños sesenta. Al municipio de Montelíbano (Córdoba) llegó un extranjero para hacerse rico. Pero no llegó a un baldío, aquellas tierras que comprenden el Alto San Jorge, eran habitadas desde hace cinco siglos por los indígenas del pueblo Zenú y luego por campesinos mestizos los cuales vivían de sus cosechas de maíz, arroz, ñame, yuca y una gran variedad de siembras frutales. Pescaban en sus cristalinosríos y cazaban algunos animales silvestres. De pronto comenzaron a observar que el forastero, a quién apodaron ‘Mister Jama’, levantó un campamento en el cerro que quedaba al lado de la cuenca del río San Jorge. El extraño cada fin de semana extraía bultos de tierra que bajaban en canoas por la quebrada Uré -que desembocaba en el San Jorge- hasta sacar el material a buen puerto.
Alguien preguntóque qué estaban haciendo y le contestaron que posiblemente ahí había una mina de Oro. ‘Mister Jama’ también inició una apropiación del territorio aledaño al cerro, él les puso el precio y cambió algunas plazas de tierra por carpas y por ropa usada. Los campesinos confiaban en el autoinvitado. Pasarían diez años de sacar tierra y mandarla a quién sabe donde para analizarla, de tal suerte que losgringos llegaron con el recado que efectivamente aquel cerro no tenía una mina de oro, pero si tierra rica en Níquel. Fue la primera vez que los indígenas escucharon esa palabra. En 1970 comenzaron a llegar los primeros buldózer y las primeras volquetas junto a trabajadores foráneos que agrandaron el campamento y alquilaron casas en Montelíbano.
Lo primero que hicieron fue abrir camino, inclusolos propios indígenas ayudaban a echar la tierra roja que bajaban del mismo cerro para asentar el suelo. Tierra envenenada. Un día ‘Mister Jama’ desapareció pero a él lo remplazarían ingenieros de cascos amarillos y uniformes, la cosa iba en serio. Años más tarde los líderes indígenas sabrían que en 1979 el Gobierno de Julio César Turbay le dio una concesión a las compañías Conicol S.A y BillingtonOverseas Ltda., para la extracción de metales a cielo abierto en el Cerro Matoso.
En el gobierno de Julio César Turbay se le otorgaron los primeros permisos de explotación de Níquel a Cerro Matoso
Por esos años comenzó la incomodidad. Partes del cerro empezaron a ser dinamitadas y su tierra extraída con retroexcavadoras. Las ondas explosivas se empezaron a escuchar a 15 kilómetros a laredonda. Pero lo que más aturdía era el ruido ensordecedor de la maquinaria pesada trabajando. “Veinticuatro horas con un sonido de ultratumba bruuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu”, cuenta uno de sus habitantes. Una banda sonora que ha durado hasta nuestros días. Durante aquella época los habitantes comenzaron a sufrir problemas respiratorios, pero creían que eran propios de su naturaleza. Las volquetas ycamiones levantaban el polvo que los indígenas se tragaban y que los dejaban rucios, blancos, “monos” como ellos mismos recuerdan.
Al tiempo, tal vez los empresarios se dieron cuenta que era mejor tratar de primera mano el material en su mina que mandar bultos de tierra para extraer el Níquel en otro lugar. Entonces construyeron el primer horno donde se originaron los verdaderos problemas. Las...
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