Ignacio Ramonet y la legalidad internacional
Foto: Ignacio Ramonet
Jonatán Garrido Mengual
En su artículo de Le Monde Diplomatique de este mes, Libia pesando lo justo y lo injusto, el director de este periódico, Ignacio Ramonet, justifica el posible carácter “justo” de la intervención militar en Libia en base a la legalidad que le garantiza la resolución 1973 de la ONU aprobada por la ONU.Ignacio Ramonet comienza su artículo con una breve narración de lo acontecido desde el comienzo de las revueltas en el mundo árabe el 14 de enero en Túnez, para pasar a situarnos en lo que él denomina “Realpolitik”, que es el planteamiento ideológico de que por encima de todo está la unión de los países antiimperialistas, entre los cuales se encuentran los del mal llamado “socialismo árabe”(Argelia, Libia y Siria).
Planteamiento este de la “Realpolitik” que puede servir como argumento para la justificación de regímenes autoritarios como los mencionados del socialismo árabe1. De esta manera, y, después de criticar el silencio mantenido por los dirigentes de los países progresistas latinoamericanos con respecto a las revueltas en el mundo árabe y de criticar la actitud de apoyo mostradapor tales dirigentes al coronel Gadafi, Ignacio Ramonet nos conduce al núcleo mismo del problema ético-filosófico subyacente en el conflicto libio, el de el derecho a la intervención militar con fines humanitarios en contra de la misma soberanía de los estados.
Hasta aquí todo bien. Pero vayamos por partes, retornaremos el hilo narrativo sobre este problema después de un inciso. Evidentemente,siempre que surje un problema de la transcendencia ideológica y política como el surgido en la izquierda a causa de las revueltas árabes y, sobre todo, de la situación en Libia2, se produce una batalla de la información. En este tipo de situaciones extremadamente politizadas e ideologizadas la información se vuelve algo especialmente manipulable y resulta considerablemente difícil obtener fuentes dedatos fiables, aunque no imposible desde mi punto de vista.
De esta forma tenemos una cantidad impresionante de informaciones confusas y a menudo contradictorias. Frente a las acusaciones a Gadafi de maltrato a los inmigrantes subsaharianos que intentan llegar a Europa a través de Libia, están los que niegan las mismas. Frente a las imágenes de la cadena de televisión Al Jazeera y las de losgrandes grupos mediáticos mostrando supuestos ataques aéreos contra los manifestantes antigadafi, están las declaraciones del Russia Today, manteniendo que los satélites de espionaje rusos no detectaron ningún bombardeo en los días señalados. Frente a los que denuncian el sometimiento de Gadafi a los intereses del capital internacional, de las petroleras y del FMI, están los que defienden la calidaddel nivel de vida de los libios. Frente a los que denuncian la injerencia extranjera en la revuelta (algo verdaderamente innegable a estas alturas) y en el CLNT ( Consejo Nacional Libio de Transición) y la composición del mismo por antiguos dirigentes del gobierno de Gadafi3, están los que defienden que de todas maneras hay algo de movimiento verdaderamente popular y emancipatorio en los mismos.Frente a los que mantienen que las revueltas se han ocasionado por la situación de pobreza y necesidad material de la población en estos países, están los que achacan las causas a los jóvenes que reclaman mayores libertades y que son influenciados principalmente por el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, especialmente por Internet.
Todo este maremágnum de informaciones, declaraciones ypuntos de vista contradictorios hace, evidentemente, muy difícil pronunciar una opinión clara y definida sobre el tema. Sin embargo, pienso que, de cualquier manera, una condena a la intervención extranjera en Libia es, como mínimo, exigible a cualquiera que se jacte de ser de ser izquierdas. Algo que lamentablemente Ignacio Ramonet en su artículo no solo no hace sino que abre, además, la...
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