Juan Carlos, El Rey De Un Pueblo (Paul Preston)
El historiador inglés realiza en esta obra un denodado esfuerzo por retratar no sólo el papel crucial de Juan Carlos I en la transición, si no también los aspectos psicológicos claves del biografiado. Para ello, el viaje en el tiempo comienza con la partida de Alfonso XIII de España a su palacio francés de Fontainebleau; larenuncia a sus derechos dinásticos de sus hijos Alfonso y Jaime; el casamiento de don Juan con María de las Mercedes Borbón Orleáns y el nacimiento de don Juan Carlos. Poco después, con el estallido de la Guerra Civil, nos narra el intento de don Juan de unirse a la lucha armada con el bando nacional, el fracaso de esta incursión y los motivos del traslado de la familia desde el país francófono a laItalia fascista. Después del nacimiento del rey, Paul Preston nos relata con gran maestría el entorno familiar que rodeó al heredero de la corona durante su infancia. Desde muy pequeño al príncipe Juan Carlos se le inculca el sentido del deber y su obligación de servir fielmente a la patria por encima de sus propios intereses, lo que conlleva que ya desde niño deba sacrificarse en pos de losintereses de su padre, hasta el punto de convertirse en la pelota de pimpón del partido que juegan Franco y su padre.
Preston nos presenta a un Juan Carlos sufrido, tímido, introvertido, pero a la vez amable y cándido, al que prácticamente se ha arrojado a los leones, en nombre de ese bien mayor que es La Corona de España; especialmente encariñado con todos los que fueron sus preceptores, siemprepersonajes muy vinculados a la derecha, que también iban rotando según variaban las ordenes llegadas de Estoril. Como un títere en manos de doctos titiriteros, se retratan los sentimientos de impotencia y de resignada abnegación del muchacho que, entre suspiro y suspiro, corretea entre las paredes de El Pardo, las residencias por las que lo van “paseando” y Estoril.
El retrato que hace de lasemociones del príncipe ante los tejemanejes en los que se ve envuelto se le presenta al lector de forma tan verosímil que es prácticamente imposible no sentir cierta simpatía ante el joven príncipe que no es más que un niño metido, casi contra su voluntad, en cuestiones políticas de gran complejidad. Si bien, se le puede achacar al historiador inglés pronunciarse quizás con demasiada indulgencia sobrealgunos de los actos de la familia Borbón, como por ejemplo los motivos que propiciaron la salida de Alfonso XIII de España o los ires y venires de don Juan, que se nos presenta, por encima de todo, como un rey destronado y de tendencias liberalizadoras, olvidando (u obviando) su entrada en el país con la intención de unirse al bando nacional y sus búsquedas de apoyo en bandos contrapuestos, lacual se justifica mediante la influencia que en él ejerce siempre su camarilla de consejeros (cuyos integrantes también parecen variar según cual sea el sol que más calienta).
Una vez pasada la infancia, el retrato de la personalidad del príncipe Juan Carlos se hace más difuso y llegados a cierto punto de complejidad en el contexto político, el príncipe, rodeado hasta entonces por figurasasociadas con la derecha más conservadora o con el fascismo más acérrimo, pasa a ser un hombre de ideas reformistas sin que lleguemos muy bien a comprender cómo se gesta en Juan Carlos la idea de un proyecto democrático para la España franquista.
Otro punto que se le agradece a Preston es la omisión de detalles excesivamente rosas. Los escarceos amorosos del príncipe heredero se mencionan sólo cuandopueden aportar algún matiz al conjunto de la obra y no ahonda en los detalles más escabrosos de sus relaciones íntimas. Pero de igual modo, Preston no profundiza en todos aquellos detalles que resultan contradictorios con la figura que nos está dibujando. Los menciona y los presenta brevemente, incluso refutando la contradicción en algunos casos, pero nunca extendiéndose demasiado como para poder...
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