Juicio De Sócrates.
Atenas, año 399 a.C. Aun faltan pocas horas para el amanecer cuando el silencio de la noche se rompe en las callejuelas de Atenas. Los seis mil heleutas -ciudadanos a los que se les atribuye la tarea de enjuiciar- salen de sus casas para acudir a los tribunales, guiados por las lámparas de aceite de sus jóvenes criados que sortean los obstáculos de una urbe cuyas casasestán trazadas de forma irregular por las pendientes de las colinas situadas a los pies de la Acrópolis. La ciudad carece de iluminación, sus calles no están pavimentadas, y no tiene sistema de alcantarillado. La modestia de las viviendas contrasta con la suntuosidad de los edificios públicos y templos, pero esto no se debe al puro azar sino que es consecuencia del sistema de valores por el que serigen los habitantes del Ática. La ostentación personal está mal vista: “Nada en exceso”, proclama el precepto délfico; y Sócrates, el más sabio de entre los ciudadanos, comenta en el diálogo “Fedro” (Platón, 297c.Gredos):
“Sócrates.- Oh, Pan querido, y demás dioses de este lugar, concededme el ser bello en mi interior. Y que cuanto tengo al exterior sea amigo de lo que hay dentro de mí.Ojalá considere rico al sabio y sea el total de mi dinero lo que nadie sino el hombre moderado puede llevarse consigo o transportar. ¿Necesitamos pedir algo más, Fedro? A mi lo que he suplicado me basta.
Fedro.- Suplicadlo también para mí, puesto que son comunes las cosas de los amigos”.
Pero aquel antiguo esplendor en el que todo giraba en torno al hombre como medida de todas las cosas,donde el arte alcanza una de sus cumbres más gloriosas y se encuentra el germen del pensamiento filosófico y político sobre el que occidente asentará sus bases, está próximo a quebrarse. Los heleutas van camino de cometer una gran injusticia, el propio Sócrates -considerado no sólo como el hombre más sabio sino también más justo- va a ser procesado.
Una de las características fundamentalesde la justicia ateniense era que siempre debía ser rogada. Si determinado hecho, por muy grave que fuera, no era denunciado, no se juzgaba. No existía, por tanto, la posibilidad de que se impartiera de oficio si no había una denuncia previa por parte del perjudicado o de su representante. Por tanto, ¿quién denunció a Sócrates? Se admitía que si el daño objeto de la denuncia no afectaba a la esferaprivada (díckai) sino al interés general (grafaí), se pudiera interponer por cualquier ciudadano que lo deseara (ho boulomenos) al considerarse que afectaba a todos.
Sócrates fue denunciado por tres ciudadanos: Meleto, Anito y Licón. Pero ellos no fueron más que los portavoces de una tendencia social generalizada que consideraba a Sócrates molesto. En los escritos de Platón, según GregorioLuri, existen referencias a una extendida infamia sobre su maestro, el cual llega a manifestar: “Si se me condena no será por la acusación de Meleto y Anito, sino por las calumnias de la gente”. Siempre se le había reprochado que osara investigar tanto sobre las cuestiones de arriba (las celestiales), como sobre las de abajo (las terrenales); de tener el poder de manipular los argumentos de losvencidos haciéndoles parecer como vencedores, y de la enseñanza de esta práctica poco ética a sus alumnos. Es curiosa y significativa la referencia alusiva a que entre los acusadores antiguos -los que extendían falsos rumores sobre su persona- hay “un cierto autor de comedias”. No es otro que el famoso Aristófanes, pues Sócrates aparece ridiculizado en varias obras suyas como “Las nubes”, “Las aves”y “Las ranas”. Sin ahondar en más detalles se puede resumir el núcleo acusatorio en dos motivos fundamentales: la impiedad hacia los dioses y corromper a la juventud con sus enseñanzas.
Ser juzgado en la Atenas clásica no era una cuestión sencilla. Además los juicios se celebraban en una sola sesión y no cabía apelación posible del fallo. La potestad judicial se ostenta por delegación de...
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