La Antartida
Por Juan Clavero, Lola Yllescas y Mercedes Sousa
El Ecologista nº 43, primavera 2005
Llegar a la Antártida es cada vez más fácil. Muy lejos quedaron los tiempos en que Drake descubriera el brazo de mar que separa Suramérica de la Antártida, y la primera vez que divisara las Islas Shetland del Sur el marino español Gabriel de Castilla,allá por 1603. Hoy, los modernos barcos que parten desde Ushuaia -la ciudad más austral del mundo- y la tecnología de comunicación, hacen más liviano y seguro el paso por el Pasaje de Drake, aunque la maldición del famoso corsario se sigue cebando, en forma de fortísima tempestad, en los que se atreven a dar el salto desde Tierra del Fuego a la Antártida.
A finales del siglo XVIII James Cook llegómuy cerca de la Antártida, pero no sería hasta 1820 que el británico Bransfield avistara el continente helado. Hasta 1911 ningún hombre logró llegar al Polo Sur; Amundsen y Scott lo consiguieron, aunque el segundo no lograría volver. Mucho antes, los sabios griegos intuyeron la existencia de una Terra Australis Incognita, que vendría a compensar los continentes del hemisferio norte, de ahí sunombre.
Pocas especies, grandes poblaciones
La Antártida es un continente aislado, no sólo de otras tierras, sino también de otros mares, pues la Convergencia Antártica, frontera entre las aguas templadas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y las frías del Antártico, es una barrera ecológica para la mayoría de las especies marinas. La excepcionalidad ecológica de la Antártida no estribaen su gran número de especies, sino en las enormes poblaciones de cada una de ellas, y en las sorprendentes adaptaciones que presentan. El krill, una pequeña gamba que sirve de alimento a la mayor parte de la cadena alimenticia de estos ecosistemas, se cuenta por millones de toneladas siendo, probablemente, la mayor concentración de biomasa de una única especie del mundo.
De aves hay sólodiecinueve especies, cinco de ellas pingüinos; de pinnípedos, grupo al que pertenecen las focas, seis. Los peces presentan increíbles adaptaciones para poder vivir en unas aguas que pueden bajar de cero grados. Unos tienen anticongelantes; otros, como los peces del hielo, no tienen hemoglobina, siendo prácticamente transparentes. Sólo dos especies de plantas superiores han conseguido sobrevivir en estascondiciones extremas: el pasto antártico y el clavel antártico. El resto del mundo vegetal se reduce a las algas, líquenes y musgos, que tapizan las rocas dándoles un aspecto multicolor.
Las colonias de pingüinos son lugares fantásticos. No se sabe muy bien si somos nosotros los que los estudiamos o son ellos los que nos estudian a nosotros. Su curiosidad es proverbial. Los primerosexploradores de la Antártida los llamaron despectivamente pájaros bobos, confundiendo la hospitalidad y confianza con la que nos obsequian con la estupidez. Hay animales que nos caen simpáticos nada más verlos, y los pingüinos son, evidentemente, unos de ellos. Observarlos construir un nido, incubar sus huevos y defenderlos de las temibles eskúas o trepar por inaccesibles riscos con sus cómicos andares, esuno de los privilegios con el que nos obsequia la Antártida.
En el siglo XIX y principios del XX la caza masiva de focas y ballenas llevó a estas especies a la práctica extinción, con el único objetivo de conseguir grasa para iluminar las noches de las ciudades del mundo desarrollado. Los pingüinos sufrieron menos la saña de esta extraña especie que irrumpió en sus territorios, pero muchas desus colonias también fueron exterminadas.
Afortunadamente, la fauna antártica se está recuperando. Hemos tenido la ocasión de comprobar cómo proliferan concurridas colonias de las distintas especies de pingüinos; cómo focas cangrejeras y de Weddell, y elefantes marinos han colonizado de nuevo los territorios en los que fueron aniquilados; o cómo las ballenas vuelven de nuevo a ser las reinas de...
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