La casa del snark
Una agonía en ocho paroxismos
Lewis Carrol
Prefacio
Si alguna vez —y semejante ocurrencia es tremendamente posible—, si alguna vez se fuera o acusar de escribir necedades al autor de este breve pero instructivo poema, esta acusación, estoy convencido de ello, se fundaría en la frase: "Así el bauprés a veces se confundía con el timón".
En previsión de esta penosaeventualidad, no apelaré (como podría hacerlo), con aire indignado, a mis otros escritos para probar que soy incapaz de obrar así; no insistiré (como podría hacerlo) en la notoria intención moral del poema, en los principios de aritmética que en él se inculcan con tanta prudencia, ni en sus nobles enseñanzas de Historia Natural: seguiré el criterio más prosaico de explicar simplemente cómoocurrieron las cosas.
De una sensibilidad casi enfermiza en lo tocante a las apariencias, el Hombre de la Campana tenía la costumbre de hacer desmontar el bauprés una o dos veces por semana a fin de hacerlo barnizar de nuevo; y más de una vez sucedió que, en el momento de volver a ponerlo en su lugar, ninguno de los que estaban a bordo pudo recordar a qué extremo de la nave pertenecía. Todos sabían quehubiera sido perfectamente inútil consultar al Hombre de la Campana. Se había referido simplemente a su Código Naval, o hubiera declamado, con tono patético, Instrucciones del Almirantazgo que jamás ninguno de ellos habría sido capaz de comprender; así, esto terminaba generalmente con un arrumaje a la buena de Dios, a través del timón. El timonel tenia la costumbre de asistir a la operación conlágrimas en los ojos: sabia que se cometía un perfecto desatino, pero ¡ay!, el Hombre de la Campana había juzgado conveniente completar el Articulo 42 del Código: Nadie hablará con el Hombre del Timón con estas palabras: y el Hombre del Timón no hablará con nadie. Así, en lo que respecta a objeciones, no había nada que hacer, y hasta el día del barnizado siguiente, era imposible timonear. Duranteestos intervalos desconcertantes, el navío, por lo común, navegaba hacia atrás.
Dado que este poema presenta ciertas relaciones con la balada de jabberwock , quisiera aprovechar la ocasión para contestar una pregunta que a menudo me ha sido formulada, a saber: ¿Cómo pronunciar "slithy toves" La "i” de "slithy" es larga, como la de "writhe" (retorcer); y "toves" se pronuncia de manera que rime con"groves" (bosquecillos). Igualmente la primera "o" de "borogoves" se pronuncia como la "o" de "borrow" (tomar prestado). He sabido de gentes que han tratado de darle el sonido de la "o" de "worry" (incomodar). Tal es la Humana Perversidad.
Este parece ser también el momento de llamar la atención acerca de las demás dificultades verbales del poema. La teoría de Humpty-Dumpty —aquella de las dossignificaciones encerradas en una palabra como dentro de una valija— me parece adecuada para dar una explicación.
Tomad por ejemplo las palabras: "humeante" y "furioso". Figuraos que queréis pronunciar las dos, pero dejad en la ambigüedad aquella que vais a decir en primer lugar. Ahora, abrid la boca y hablad. Si vuestros pensamientos se inclinan, por poco que sea, hacia el lado de "humeante",diréis: "humeante-furioso"; si se vuelven, aunque sea como el espesor de un cabello, del lado de "furioso", diréis: "furioso-humeante"; pero si poseéis ese don de los más raros, un espíritu perfectamente equilibrado, diréis: "Furmiante"
Así, cuando Pistol pronunció las célebres palabras:
"¿De qué rey, di, Piojoso? ¡Habla o muere!" , de suponerse que el juez Shallow hubiera tenido por seguro queera, o William o Richard, pero sin estar sin embargo en condiciones de especificar cuál de los dos, de tal suerte que no hubiera posibilidad de decir uno de los nombres antes que el otro, no dudamos un instante que, antes que morir, hubiera gritado: "¡Rilchiam!"
L. C.
Paroxismo primero: El desembarco
¡Buen sitio para el Snark! -gritó el Hombre de la Campana, mientras desembarcaba con...
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