La imagen y la literatura
Hace poco un compañero leía la novela Drácula de Bram Stoker, publicada en 1897, y me describíael viaje que un personaje de la obra, Jonathan Harker emprendía hacia el castillo del conde Drácula. Aquel personaje siniestro, cuyo gusto por la sangre humana lo lleva a viajar a Londres, llego a mipensamiento sin aun empezar a leer o haber leído la obra literaria y genera un poco la curiosidad y despierta algunas dudas: ¿acaso son esas imágenes mentales, archivadas a través del tiempo, sin saberen que momento exacto, copias de una realidad?, o ¿resultan ser obras que elaboramos inconscientemente, gracias a diversos elementos artísticos, culturales e incluso ideológicos que se mezclan entresí? Esta duda conduce a otra similar: ¿cómo una imagen, ya establecida como un elemento fijo, como el vampiro, permite diferentes lecturas, modificaciones, alteraciones y visiones, cada vez máspropias de un entorno determinado? Quizá estas dudas queden sin aclarar, o se contesten en parte, este trabajo intenta hallar vínculos o diferencias entre las imágenes y la literatura.
Para iniciarresulta de suma importancia saber lo que algunos autores acerca de la imagen; según Barthes (1986: 28) ésta proviene de la raíz latina imitare, que implica replica, copia o modelo de la realidad a pequeñaescala. En la opinión de este pensador y lingüista francés (1986:29) “la imagen es una representación”, “polisémica…una cadena de flotante de significados, de la que el lector se permite seleccionarunos determinados e ignorar todos los demás” (35).este vínculo inicial entre una imagen y un lector presente, lleva a creer que todos ya han leído Drácula, pero hay que entender que esos significadosno son tan sólo palabras y Barthes menciona el caso de la fotografía, al que se agregaría el cine y la pintura, donde una imagen nos indica una información, un nivel simbólico(o de significación) y...
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