la lata
Diario de viaje. Entre los indios y negros de la provincia de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada. 1787-1788
(segunda edición)
P. Joseph Palacios de la Vega
Ediciones Gobernación del Atlántico, Barranquilla, 1994, 141 págs.
En 1955, Gerardo Reichel-Dolmatoff editó el Diario de viaje del padre Joseph Palacios de la Vega 1, misionero español que dejó una serie deinformes sobre su actividad colonizadora y evangelizadora en la provincia de Cartagena, más exactamente en las riberas de la cuenca del río Cauca, tarea que cumplió aproximándose el último decenio del siglo XVIII. En 1994, casi cuarenta años después de la primera publicación, la gobernación del Atlántico reedita la obra dentro de la colección “Historia”, conservando el mismo texto contenido en 170notas y, también, la introducción del desaparecido antropólogo austriaco. El manuscrito original se encuentra en el Archivo General de Indias y aparece bajo la referencia de Audiencia de Santafé, legajo 1171.
El libro es un registro de hechos, anécdotas y situaciones que permiten hacerse la imagen de una de las formas como se colonizó al indígena. El evangelizador de esta historia se presentacomo “Cura Reducttor del Nuebo Pueblo de Sn. Cipriano” (pág. 27), lugar de donde debe partir con órdenes precisas de reunir toda la feligresía que estaba dispersa por el río Cauca y otros diversos sitios, con el fin de poder ejercer sobre ellos un control más directo; así, los ranchos que se encontraban en la orilla del río y los pequeños caseríos eran arrasados y sus habitantes conducidos a losnuevos poblados gobernados por la corona; le correspondió al sacerdote Palacios de la Vega ejercer su misión en lo que podríamos denominar sectores rurales de la Provincia Real de Cartagena (Mompós, Ciénaga de Ayapel, Caño de Varro -donde desagua el Cauca-, etc.), que distaban mucho de asemejarse a las opulentas ciudades y puertos desde donde se han documentado, en su mayoría, las investigacionessobre el proceso colonizador de la costa atlántica 2. El padre Joseph cumplió una impresionante labor evangelizadora y colonizadora, bautizando rancherías enteras y construyendo poblados para que todos viviesen bajo el son de la campana, que era, en otras palabras, “rudimentar a los indios en la doctrina cristiana” (pág. 29); todos los que no se sometían como infelices, eran perseguidos comobandidos.
En su función de informar, el cura dejó un valioso panorama de nuestra cultura indígena, negra y mestiza, las condiciones en que vivían y su forma de relacionarse con los españoles. Las notas iniciales se refieren a la despedida que le brindaron sus vasallos del pueblo de San Cipriano; esta primera narración de costumbres gira en torno al nombramiento de nuevos dignatarios que habrían dereemplazarlo, apreciándose en dichas celebraciones la fusión de dos culturas (notas 23 y sigs.): “Se empezó la Misa pero apenas enpezaron a cantar los libres quando enpezaron los Indios a tocar sus instrumtttos, las Indias sus tamborcittos. Fue tal el gozo q. se me llenó el alma, q. no podía ni articular ni menos seguir pero considerando era del agrado de Dios los dejé en su regozijo” (pág. 43). Asíparece que nuestro bagaje cultural se vino a mezclar con la saliva europea, tal como las indias preparaban la chicha en sus bohíos, legándonos, entre otras cosas, un mundo religioso, mezcla de paganismo indígena con el más rancio fanatismo español.
La apreciación de hábitos con rasgos autóctonos permite dar una importante idea de los usos y creencias de nuestros antepasados indígenas; porejemplo, se narra la forma de dar a luz las mujeres, paradas sobre el lecho de un río (nota 5), y en otro aparte, el rito funerario de dejar el cadáver a la deriva de los mismos, reflejando la convicción sagrada según la cual el río es dador de la vida y continuador de la misma así como en la mitología cogui: de la madre se venía y a la madre se iba; el mar era la madre.
De la misma manera, hay...
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