La vuelta al mundo
¿Era rico Phileas Fogg? Indudablemente. Era un hombre que debía haber viajado por
todas partes, a lo menos, de memoria.
Lo cierto era que desde hacía largos años Phileas Fogg no había dejado Londres. Phileas Fogg vivía solo en su casa de Saville-Row, donde nadiepenetraba. Sin
embargo, Phileas Fogg exigía de su único criado una regularidad y una puntualidad
extraordinarias. En aquel momento llamaron a la puerta de la habitación que ocupaba Phileas Fogg.
-¿Sois francés y os llamáis John? -Le preguntó Phileas Fogg.
Y hallándome desacomodado y habiendo sabido que el señor Phileas Fogg
era el hombre más exacto y sedentario del Reino Unido, me hepresentado en casa del
señor, esperando vivir con tranquilidad y olvidar hasta el apodo de Picaporte.
-Picaporte me conviene -respondió el gentiemen-. -Bien. Picaporte se quedó solo en la casa de SavilleRow.
Durante los cortos instantes en que pudo entrever
a Phileas Fogg, Picaporte había examinado rápida pero cuidadosamente a su amo
futuro. Phileas Fogg era de aquellas personas matemáticamenteexactas que nunca
precipitadas y siempre dispuestas, economizan sus pasos y sus movimientos.
Era el hombre menos apresurado del mundo, pero siempre llegaba a tiempo.
Supo en el ínterin que Phileas Fogg
buscaba criado y tomó infon-nes acerca de este caballero. Picaporte halló
sin gran trabajo en el piso segundo el cuarto que le estaba destinado. Era el programa del
servicio diario. El que dabaesta respuesta, no era otro que Phileas Fogg, cuya cabeza descollaba
entonces entre aquel mar de papel amontonado a su alrededor. Al mismo tiempo,
Phileas Fogg saludó a sus compañeros, que le devolvieron la cortesía.
-Antes sí lo era... -dijo a media voz Phileas Fogg; añadiendo después y presentando
las cartas a Tomás Flanagan-. Opino como míster Fogg. -Os toca jugar a vos --dijo Phi leas Fogg.-En ochenta días tan sólo --dijo Phileas Fogg.
7
De Suez a Bombay, vapores . . . . . . . . 8
De Calcuta a Hong-Kong (China), vapores . . . . . . . . . . . .≈6
De Yokohama a San Francisco, vapor . . . --Contando con todo -respondió Phileas Fogg siguiendo su juego, porque ya no
respetaba la discusion el whist.
-Muy posible, por el contrario -respondió Fogg.
-Pues bien, hacedio.
-No hayinconveniente.
Andrés Stuart recogió otra vez las cartas con mano febril, y de repente, dejándolas
sobre la mesa, dijo:
-Pues bien, sí, mister Fogg, apuesto cuatro mil libras...¡Veinte mil libras, que cualquier
tardanza imprevista os puede hacer perder!
-No existe lo imprevisto -respondió sencillamente Phileas Fogg.
-Bien --dijo Fogg. -Esta misma noche -respondió Phileas Fogg-. Phileas Fogghabía
permanecido sereno. Phileas Fogg había subido primero a su cuarto y luego llamó.
-Picaporte no respondió, porque no creyó que pudieran llamarlo. No era la hora.
-Picaporte -repuso mister Fogg sin gritar más que antes.
-Es la segunda vez que os llamo --dijo el señor Fogg.
-Pero no son las doce -respondió Picaporte sacando el reloj.
Era evidente que había
oído mal.
-Sí -respondió PhileasFogg-. -En ochenta días -respondió mister Fogg-. -No hay equipaje. Picaporte hubiera querido responder, pero no pudo. ¿Era broma? Si iban a Douvres, bien. Míster Fogg ya estaba listo. -Nada, señor.
Míster Fogg entregó el saco a Picaporte.
Hay dentro veinte mil libras.
Picaporte se apeó.
Míster Fogg y él entraron en la gran sala de la estación. -¡Oh, mister Fogg -respondió cortésmente GualterioRalph- es inútil! ¡Nos bastará
vuestro honor de caballero!
-Más vale así --dijo mister Fogg.
A las ocho y cuarenta, Phileas Fogg y su criado tomaron asiento en el mismo
compartimento. La noche estaba oscura. Phileas Fogg, arrellanado en un
rincón, no hablaba. Picaporte, atolondrado todavía, oprimía maquinalmente sobre sí el
saco de los billetes de banco.
-¿Qué es eso? -Preguntó mister...
Regístrate para leer el documento completo.