las ciencias
EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS:
UNA R E V I S I ~ N
BARBERÁ,0.1 VALDÉS, P.^
y
l Departament de Didactica de les Ciencies de la Universitat de Valencia. Ap. correus 22045.
E-46071 Valencia.
Instituto Superior Pedagógico Enrique J. Varona. 11400 Ciudad de La Habana, Cuba.
SUMMARY
This article is a review about the effectiveness of practicals in science education atthe secondary and tertiary levels.
Through more than one hundred references, the authors conclude solid arguments have not been provided to justify
the great deal of material and human resources needed for the implementation of this educational tool. In spite of these
disappointing findings, the authors do not deny the central role of practicals in science education, and they justify thesenegative results by invoking the great complexity of the subject, the ambiguity that surrounds the term «practicals»,
and an unsuitable methodology that researchers use to measure their effectiveness. Finally, some plausible solutions
to the problem are suggested, such as the characterisation of the educational objectives of practicals, or the use of a
qualitative evaluation methodology.
Sinduda, el trabajo práctico y, en particular, la actividad
de laboratorio constituye un hecho diferencial propio de
la enseñanza de las ciencias. Hace casi trescientos años
que John Locke propuso la necesidad de que los estudiantes realizaran trabajo práctico en su educación, y a
finales del siglo XIX ya formaba parte integral del
currículo de ciencias en Inglaterra y Estados Unidos
(Gee yClackson, 1992; Layton, 1990; Lock, 1988).
Desde entonces, se ha mantenido una fe inamovible en la
tradición que asume la gran importancia del trabajo
práctico para la enseñanza de las ciencias.
No obstante, esta creencia en la utilidad del trabajo
práctico también ha tenido sus críticas desde antiguo. Ya
en 1892 se recogen testimonios de ellas: Hace unos
pocos años se urgía a los profesores aadoptar los
rnc?todos de laboratorio para ilustrar los libros de texto;
ahora parece al menos tan necesario urgirlos a utilizar
el libro de texto para hacer inteligible el caótico trabajo
de laboratorio (Moyer, 1976).
ENSI'.NAN%ADE LAS CIENCIAS, 1996, 14 (3), 365-379
La mayoría de la investigación realizada para estudiar la
efectividad del trabajo práctico en la enseñanza de las
cienciasno ha mostrado resultados concluyentes, y el
papel que éste ha ocupado en los currículos de ciencias
en el transcurso de nuestro siglo ha sido siempre objeto
de controversia. En los años sesenta, proyectos en Estados Unidos como Biological Sciences Curriculum Study
(BSCS), Chemical Education Material Study (CHEM
Study) o Physical Science Study Cornmittee (PSSC), así
como los cursos Nuffieldde biología, física y química en
Inglaterra, realizaron una fuerte promoción de un estilo
de enseñanza que suponía que el trabajo práctico realizado por los alumnos les conduciría a los fundamentos
conceptuales, ocupando el profesor un papel de apoyo y
guía para que los alumnos descubriesen los nuevos
conceptos (Mayer, 1986). Desde entonces, los profesores hemos considerado el trabajo prácticocomo una
estrategia educativa útil para conseguir casi cualquier
objetivo educativo planteado; sin embargo, con frecuencia nosotros mismos somos incapaces de manifestar
INVESTIGACI~N EXPERIENCIAS DIDÁCTICAS
Y
claramente el papel y los objetivos que esperamos de él.
Además, se puede decir que las investigaciones que se
han dedicado a comprobar su eficiencia, en su mayoría,
concluyen quelos alumnos han obtenido poco, si algún,
beneficiodel trabajo prácticorealizado (Clakson y Wright,
1992).
Así, aunque el trabajo práctico es habitualmente considerado inestimable en la enseñanza de las ciencias, la
investigación parece mostrar que no siempre resulta tan
valioso para su aprendizaje. Si bien, para muchos, la
educación científica se queda incompleta sin haber obtenido alguna...
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