las cosas
EL UNIVERSO ABIERTO DE KARL POPPER
Jorge Estrella
Como pocos filósofos, Karl Popper ha indicado rumbos que este siglo
XX finalmente está haciendo suyos. Tras un itinerario prolongado de
cerrada apuesta por modelos tribales de sociedad, los tramos finales
del siglo en Occidente asumen progresivamente la convicción de la
“sociedad abierta”. Y como esa sociedad abierta, lanaturaleza, la
vida, el conocimiento, acceden también “creativamente” a sus niveles
de mayor complejidad.
La exposición que sigue procura mostrar la afinidad de perspectivas
con que este notable filósofo, fallecido en agosto de 1994, examinó el
universo, la ciencia, el hombre y lo social.
P
ocos filósofos de este siglo han ejercido tanta influencia en el
pensamiento actual como Karl Popper. Yno porque su filosofía haya seguido un rumbo simple, afín con el sentido común. Todo lo contrario: el
pensamiento de este autor ha escogido invariablemente la defensa de tesis
que van contra la corriente, que remecen al sentido común y a las filosofías
más o menos previsibles asumidas por las mayorías.
JORGE ESTRELLA. Profesor de Filosofía de las Ciencias en la Universidad de Chile
desde1967. Realizó sus estudios en la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina), en la
Universidad de Chile y en la Universidad de París (Sorbonne, Vincennes). Autor de varios
libros sobre temas de epistemología, lógica e historia de las ciencias, ha cultivado también la
narrativa. Su ensayo “Tres razones para la libertad”, aparecido en Estudios Públicos, 18 (1985),
ganó el premio José Martí de laAsociación de Críticos de Arte (Miami, EE. UU., 1985).
Estudios Públicos, 62 (otoño 1996).
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ESTUDIOS PÚBLICOS
En un siglo que se entusiasmaba con “las leyes inexorables de la
historia” declamadas por el totalitarismo marxista, Popper tuvo el coraje y el
talento necesarios para demostrar que el curso de la historia humana es
impredecible; cuando el positivismo había convencido amedio mundo de que
la ciencia es antimetafísica, que las teorías nacen de la experiencia y se
justifican en ella mediante verificaciones precisas, Popper reivindicó a la
tarea científica como un ejercicio fundado en suposiciones metafísicas que no
adquiere por experiencia sus teorías sino por invención; y que no las justifica
en verificaciones sino que procura refutarlas para ver si sobreviven aese
intento y muestran, así, su temple; que no hay verdades finales o esencias
últimas ya encontradas por el conocimiento (como suelen creer no sólo el
sentido común sino también numerosos científicos y filósofos) sino que la
ciencia es una aventura de búsqueda sin término; en una cultura contemporánea donde señorean las tesis conductistas que niegan la existencia de los
fenómenos mentales ennombre de un monismo materialista supuestamente
inspirador de la ciencia, Popper defendió resueltamente el dualismo
alma-cuerpo; si el determinismo ha sido hasta hace poco tiempo una ideología
tácita, Popper se anticipó a examinarla rudamente y a sostener la verosimilitud del indeterminismo; mientras en la tradición europea aparecía como algo
suficientemente demostrado que los procedimientosde las ciencias de la
naturaleza y los de las ciencias de la cultura son diversos e irreductibles,
Popper sostuvo la unidad del método en ambas esferas del saber, destacando
que toda ciencia (llámese historia o física) parte de problemas relevantes a los
que procura dar respuestas mediante conjeturas que luego somete a controles
severos; cuando la filosofía parecía entrampada entre, por unaparte, un
logicismo que se prohibía a sí mismo hablar sobre el mundo y se dedicaba al
“análisis del lenguaje científico” y, por otra, una densa metafísica, enamorada
de absolutos, que abandonaba este mundo para “pensar el ser”, la filosofía de
Popper escogía para sí el viejo compromiso griego de hablar con tino y
coherencia sobre el universo y el hombre.
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