Las onomatopeyas
Muchos de nosotros tenemos la experiencia de haber entrado en contacto con las letras del abecedario a través del método onomatopéyico; quién no recuerda la 'e' del sordito, la 'i' del ratón, la 'g' de los gargarismos. De hecho, la Guía teórica y práctica del método onomatopéyico–sintético (1906), del maestro colimense Gregorio Torres Quintero,cubre todo el siglo XX, pues fue editada en 1906 y las ediciones sucesivas prolongarían su difusión hasta 1992; no sería remoto que aún en nuestros días se siga empleando, como lo han dicho los maestros en diversos foros.
Torres Quintero (1866–1934) es uno de los pedagogos más reconocidos del porfiriato; realizó importantes aportaciones a la educación en el país, que había logrado ciertaestabilidad después de arduos procesos de pacificación y conciliación entre grupos de diversas esferas —militar, política, religiosa— que contendían por el poder; esto derivó, hacia el último tramo del siglo XIX, en el momento de mayor florecimiento social y cultural: al aumento de inversiones extranjeras se aunó la expansión de las vías de comunicación —particularmente el ferrocarril— y el fuerteimpulso que se dio al desarrollo de los centros urbanos; por otra parte, la apertura internacional restablecía, entre otras, las relaciones diplomáticas con Francia. Esto permitiría la circulación no sólo de recursos económicos, sino también de otras manifestaciones culturales y, en el caso que nos ocupa, de pedagogías, esto es, teorías generales, didácticas innovadoras, manuales escolares, desplieguede la prensa pedagógica, establecimiento de diversas sociedades y círculos de estudio, entre otras.
El impulso a la modernización de la educación se daría a través de la creación de instituciones tales como la Escuela Normal para Profesores (Ciudad de México, 1887); se reestructuró el sistema de instrucción pública, se nacionalizó la Compañía Lancasteriana (1890) cancelando esta iniciativa que sehabía prolongado a lo largo de casi todo el siglo XIX, y muchas de las iniciativas en materia de renovación pedagógica que se venían sucediendo desde mediados del siglo XIX cristalizarían en los dos Congresos Nacionales de Instrucción Pública (1889 y 1891), tendientes a uniformar la enseñanza en todo el país. Las mayores realizaciones se concretarían dentro de los principios de la enseñanzaintuitiva u objetiva, acorde con las corrientes europeas de avanzada. Como parte de la modernización educativa se regularon los espacios de la escuela elemental conforme a los principios dictados por la arquitectura y la higiene; se establecieron maestros para cada grado; se publicaron manuales escolares, escritos, sobre todo, por pedagogos; se debatieron, en diversos foros, los sistemas y métodos deenseñanza, asimilando la influencia de autores europeos, sobre todo.
En este contexto, y para el propósito que nos ocupa, es particularmente relevante la polémica en torno a los métodos para la enseñanza de la lectura–escritura, una de las tareas prioritarias de la escuela popular; se querían dejar atrás los silabarios, los catones, los catecismos, así como la enseñanza sucesiva de la lectura,primero, y, después de la escritura. La polémica se centraba, fundamentalmente, en tres problemas: 1) la enseñanza simultánea de la lectura y la escritura; 2) el empleo de la marcha analítico–sintética, donde lo que se consideraba más avanzado era partir de la palabra, hacer su análisis en sílabas y letras y de ahí pasar a su recomposición nuevamente en un proceso sintético, que se consideraba la másavanzada, vs. la marcha sintético–analítica, empleada tradicionalmente en silabarios y cartillas, donde la atención se dirigía al aprendizaje de las letras, las sílabas y, por último, las palabras; 3) el empleo del fonetismo en la enseñanza de las letras, pues se trataría de ya no enseñarlas por su nombre, sino por su sonido.
Así, empiezan a aparecer nuevos métodos elaborados por maestros...
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