Libro- winnicott. realidad y juego
D.W. Winnicott
Prólogo Agradecimientos Introducción 1 Objetos transicionales y fenómenos 2 Sueños, fantasía y vida 3 El juego, exposición teórica 4 El juego, actividad creadora 5 La creatividad y sus orígenes 6 El uso de un objeto y la relación 7 La ubicación de la experiencia cultura 8 El lugar en que vivimos 9 Papel de espejo de la madre 10 El interrelacionarse apartedel impulso 11 Conceptos contemporáneos Apéndice Referencias
Encontrar, acoger, reconocer lo ausente. Esa capacidad poco común... de transformar en terreno de juego el peor de los desiertos. Michel Leiris. (prefacio a Soleils bas de Georges Limbour). But tell me where do the children play.
Las dificultades con que tropieza el traductor en muy raras ocasiones son suscitadas por los pasajes olas palabras que, por sí mismos, por su complejidad o su carácter ambiguo, constituirían un problema para el autor. Por el contrario, lo que la mayoría de las veces hace dudar al traductor es aquello que para el autor resulta obvio pues se impone a él como una evidencia enraizada tanto en su lengua materna como en la base de su pensamiento. La distancia entre las dos lenguas, el encuentro con unadificultad de traducción —operación que siempre supone una pérdida— contribuye a poner de manifiesto la presencia de un punto sensible y señala una zona particularmente investida, cargada de sentido dentro del universo personal del autor. En nuestro caso, la dificultad aparece ya en el título: la palabra "juego" no es, sin duda alguna, el equivalente de playing. En primer lugar porque el francés nodispone, a diferencia del inglés, de dos términos para designar los juegos que comportan unas reglas determinadas y aquellos que no las comportan; tanto si nos referimos al adulto comprometido en un partido de fútbol o de go o al niño que infunde un movimiento a su sonajero o parlotea con su osito de felpa, hablamos indistintamente de juegos. Y quizás no estemos del todo equivocados, pues laausencia de reglas explícitas y reconocidas no implica obligatoriamente la ausencia de toda regla, por más que ésta escape a menudo a la atención del observador o incluso del mismo jugador. El hecho de que un niño dé la impresión de estar haciendo "cualquier cosa" no nos autoriza a concluir que se esté entregando a una "pura actividad lúdica" y que no esté precisamente constituyendo una regla pormedio de su juego. El famoso juego de la bobina que Freud percibió en una ocasión y más tarde interpretó, constituye una prueba sorprendente de ello. Ahora bien, de haber sido testigos del hecho, cuántos observadores ni siquiera habrían reparado en la más mínima secuencia. Esto no quiere decir, sin embargo, que el autor de este libro, inglés, e incluso diría muy inglés (lo cual es menos frecuente delo que uno pudiera creer entre los psicoanalistas de las islas Británicas), no considere esencial la distinción entre el juego estrictamente definido por las reglas que ordenan su curso (game) y aquel que se desarrolla libremente (play). Basta pensar en la emoción, próxima al pánico, que nos asalta, tanto a niños como a adultos, cuando esas reglas son ignoradas —no tanto transgredidas como dejadasa un lado; no tanto "haces trampa" como el "así no se juega"— para que, junto con el autor, descubramos efectivamente en los games, con todo lo que comportan de organización y voluntad de dominio, un intento de evitar lo que la ausencia de reglas en el juego tiene de enloquecedor.1 Una segunda razón, más singular y reveladora de la orientación de Winnicott, hace que la traducción de playing porjuego resulte inadecuada. "Es evidente —escribe— que esta1
Cf. en especial el cap. II de este libro.
blezco una distinción entre el significado de la palabra "play" y el de la forma verbal "playing2. Se podría afirmar, sin excederse, que todo el libro está destinado a que el lector detecte dicha "evidencia" y extraiga las consecuencias. En primer lugar, el lector psicoanalista; pues no cabe...
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