Los Redondos
entre la Nueva Roma y el Averno
Martín Palacio Gamboa
amadis@adinet.com.uy
Hablar de “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota” no es sólo evaluar un fenómeno que levantó polémicas a la hora de ver lo que fue y será el rock argentino. Es también afrontar la vaguedad imperante de lo que se da en llamar “música popular” como espacio oterreno de contradicción (entre imposición y autenticidad, elitista y masivo, predominante y subordinado). Tal concepto de articulación de elementos socioeconómicos e ideológicos -mediados a través de múltiples enfrentamientos con el propósito de constituir repertorios culturales- nos puede ayudar a dejar de lado viejas oposiciones entre cultura “alta” y “baja”, música clásica culta y músicaextra/académica popular, a favor de una idea de “campo musical total” siempre en movimiento. Claro está que esto hace obviar sus continuas relaciones con otras formas de manifestación como puede ser lo estrictamente literario: Edgar Morin, analizando algunos ejemplos del cancionero pop, identificó en ellos determinadas “zonas marginales de alta originalidad” a raíz de su gran densidad poética. Lostrabajos de Paul Zumthor sobre la “literatura” medieval europea también han llevado a historizar las pretensiones absolutizadoras de una tradición filológico-textualizante hegemónica (por lo demás, de gran fecundidad). Entre los otros efectos de semejante posición revisionista, hace al caso la “desdiferenciación” de la literatura, una reubicación de la misma en el seno de la cultura de masas junto a (yya no “por encima de”) otros géneros como la paraliteratura, las series radiofónicas y de televisión, el cómic, el vídeoclip, fundamentales en la formación contemporánea de las “bases estéticas de la ciudadanía”-1-.
No obstante, esa ciudadanía dista de ser una idea agustiniana. La Nueva Roma y el Averno son toponimias de un encierro tecnocratizado y metafísico, en donde la globalización de lolocal y la localización de lo global que la CyberSiberia del capitán Buscapina ofrece nos ocultan la mutilación de los impulsos o nuestra percepción total como sujetos. Desde el momento mismo que se vive en un universo de signos y símbolos, difundidos en nuestra sociosfera intensa (y extensivamente) a través de los mass media y que, a su vez, ya no vienen ligados a las peculiaridades históricas,religiosas, étnicas, nacionales o lingüísticas de sus usuarios, descubrimos en ellos un carácter trans-territorializado y, por ello mismo, postradicional que está lejos de ser valorativamente neutro. O, como dirían Eduardo Mendieta y Santiago Castro-Gómez, “están atravesados por violentas inclusiones y exclusiones de todo tipo. Los intereses que difunden y producen estos lenguajes son de carácterparticular, aunque pretendan escenificarse como universales” y, a la vez, ponen en juego “el control sobre las imágenes y la información que recibimos cada día respecto a lo que sucede en el mundo. Con todo, esto es sólo una parte de la historia. La otra parte es que cada uno de nosotros, en la medida en que se vincula formalmente a las redes de intercomunicación, se constituye en un agente de laglobalización. No debemos pensar, entonces, que estamos frente a una estructura homogénea que se impone verticalmente sobre nuestras cabezas y sin nuestro consentimiento”-2-.
Tales observaciones concuerdan con el nihilismo presente en la lírica del “Indio” Solari. Al estar inserta en un espacio enunciativo -indisoluble de la globalización en cuanto tal- que evidencia la otra cara de esta culturafrita, se sumerge en el límite del interdicto, se observa el quiebre y la clausura de las viejas presunciones sobre los sujetos sociales y su mítica existencia. Pero sobre todo se consagran escrituras de actualidad que hacen irreconciliable la relación entre pasado, presente y futuro, mutando lo mediatizado en una nueva forma de museo, de archivo o colección. La memoria y los narradores se...
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