manifiesto refor, universitaria
deI 21 de Junio de 1918
La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica.
Hombres de una República libre, acabamos de romper Ia última cadena que, en
pleno siglo XX, nos ataba a Ia antigua dominacióh monárquica y monástica. Hemos
resuelto Ilamar a todas Ias cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime.
Desde hoycontamos para el país con una vergüenza menos y una libertad más. Los
dolores que quedan son Ias libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, Ias
resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución,
estamos viviendo una hora americana.
La rebeldía estalIa a hora en Córdoba y es violenta porque ahí los tiranos se habían
ensoberbecido y era necesario borrar parasiempre el recuerdo de los
contrarrevolucionarios de Mayo. Las Universidades han sido hasta aquí el refugio
secular de los mediocres, Ia renta de los ignorantes, Ia hospitalización segura de los
inválidos y lo que es peor- el lugar donde todas Ias formas de tiranizar y de
insensibilizar hallaron Ia cátedra que Ias dictara. Las Universidades han Ilegado a
ser así fiel reflejo de estas sociedadesdecadentes que se empeñan en ofrecer e!
triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que Ia ciencia, frente a estas
casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio
burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para
arrepentirse luego y hacerles imposible Ia vida en su recinto. Por eso es que, dentro
de semejanterégimen, Ias fuerzas naturales Ilevan a mediocrizar Ia enseñanza, y el
ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto dei desarrollo
orgánico, sino el aliento de Ia periodicidad revolucionaria.
Nuestro régimen universitario aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado
sobre una especie de derecho divino; el derecho divino deI profesorado universitario.
Se crea a sí mismo. Enél nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La
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federación universitaria de Córdoba se alza para luchar contra éste régimen y
entiende que en ello le va Ia vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y
sostiene que el demos universitario, Ia soberanía, el derecho a darse el gobierno
propio radica principalmente en los estudiantes. EI concepto de autoridad quecorresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes
universitarios no puede apoyarse en Ia fuerza de disciplinas extrañas a Ia sustancia
misma de los estudios. La autoridad, en un hogar de estudiante, no se ejercita
mandando sino sugiriendo y amando: enseñando.
Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda
enseñanza es hostil y deconsiguiente infecunda. Toda la educación es una obra de
amor a los que aprenden. Fundar Ia garantía de una paz fecunda en el artículo
conminatorio de un conminatorio reglamento o de un estatuto es, en todo caso,
amparar un régimen cuaternario, pero no una labor de ciencia. Mantener Ia actual
relación de gobernantes y gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos.
Las almas de losjóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados
resortes de Ia autoridad que emanan de Ia fuerza no se avienen con lo que reclaman
el sentimiento y el concepto moderno de Ias Universidades. EI chasquido del látigo
sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única
actitud silenciosa, que cabe en un instituto de ciencia, es el del que escucha unaverdad o Ia del que experimenta para creerla o comprobarla.
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro
concepto de autoridad que en estas casas de estudio es un baluarte de absurda
tiranía y solo sirve para proteger criminalmente Ia falsa dignidad y Ia falsa
competencia. Ahora advertimos que Ia reciente reforma, sinceramente liberal,
aportada a Ia...
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