mariana
y J. J. Zamorano Orozco (2005),
La cuenca de México y sus cambios demográfico-espaciales,
Temas Selectos de Geografía de México (I.8.1),
Instituto de Geografía, UNAM, México, 155 p.
ISBN 970-32-2395-8
Este es un texto monográfico en la mejor tradición de la geografía regionalista. En la presentación se insiste en la determinación históricadel fenómeno geográfico y se destaca el
enfoque esencialmente geográfico que utilizan
los autores. Ambas observaciones atinadas.
Los primeros capítulos dan cuenta del contexto natural (el relieve) y de la historia de los
primeros pobladores. Mientras que los tres
capítulos restantes se refieren al proceso de
urbanización reciente.
Para documentar la urbanización y el crecimiento aceleradode los últimos años en el
análisis del proceso de expansión y transformación del paisaje de esta región, la cual se
delimita y se hace coincidir con la cuenca de
México, la variable que se revela es la población. Cabría aquí una primera pregunta: ¿La
región de la Ciudad de México fue y es en la
actualidad la cuenca? O, en otras palabras,
¿hasta dónde llega la región?
Los autores recorren lahistoria de manera
breve y dan cuenta de los límites y alcances
del doblamiento que se ha dado en este espacio
y que en la actualidad ha cruzado cualquier
umbral que pueda manejarse como el apropiado para establecer una posible relación
armónica entre la población y los recursos que
el medio natural ofrece en la cuenca de México.
Surge así una segunda pregunta: ¿Cuáles son
los parámetrosque deberán considerarse para
saber si el fenómeno urbano-metropolitano de
la Ciudad de México ha rebasado las posibilidades de ofrecer un ambiente propicio para
sus habitantes? O, bien, ¿es la ciudad demasiado
grande?
Éstos son, desde mi punto de vista, los dos
elementos analíticos básicos que permitirían,
una vez aclarados, hacer recomendaciones
ante “los problemas que afronta la ZMCM”(p. 136).
Investigaciones Geográficas, Boletín 57, 2005
Estas preguntas, y más bien las respuestas,
podrían modificar la manera en que se concibe
la cuenca. A veces, ésta se confunde con la región centro (p. 121) o con el territorio nacional
(p. 81) y al proponer una perspectiva de sistema urbano su escala se pierde, por eso, se habla
de “primacía” o “macrocefalia” indebidamente (p. 120).Lo mismo sucede al proponer la
consolidación de una red urbana jerarquizada
en toda la región (p. 138), cuando en realidad
se está hablando de un ámbito metropolitano
que, con altas y bajas densidades, forma
una continuidad espacial metropolitana.
Véase, por ejemplo, la serie de mapas que se
presentan en las figuras 35 y 36, en donde el
último mapa ya no es de “puntos en un área”
sinoque muestra el espacio de la expansión
continua de la ciudad y el área urbana en el
tiempo. La cuestión es si se puede mantener el
uso de categorías urbano-rural en el contexto
metropolitano, no sólo en su aspecto físico sino
funcional. En efecto, en el área metropolitana
sí existen espacios de producción primaria
¿rurales? Y también, para algunos, una presencia, que no la convivencia, deindígenas de
diversos grupos o etnias y regiones del país,
pero ¿son rurales los individuos que cultivan
nopal en Milpa Alta y que quieren exportar
productos alimenticios y de ornato derivados
de estas plantaciones?
Otra cuestión más, no trivial, es la confusión en el uso del término alfabetización como
equivalente a educación (p. 106). Aquí, la educación en el ámbito metropolitano es unacuestión de formación de capital humano y,
por tanto, de diferenciación, mientras que en
el ámbito rural o en otros momentos, la alfabetización se inscribió en el esfuerzo de reducir diferencias y universalizar la política educativa. En el aspecto práctico la educación se
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Boris Graizbord
refiere a calificación de fuerza de trabajo y no
a saber leer y escribir.
¿Frente a estos...
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