Ningun Hombre Es Una Isla
Hace unos meses, la organización no gubernamental Transparencia Internacional hizo público un estudio titulado Dinero, política y poder. Peligros de la corrupción enEuropa, que alineaba en varios puntos a países como España, Grecia, Italia y Portugal. De ellos se decía que eran casos claros de cómo la ineficacia, los abusos y la corrupción no están suficientementecontrolados o sancionados; también consideraba que la relación entre la corrupción y la crisis económica debía dejar de ignorarse. Los mismos cuatro países vuelven a estar unidos en la clasificación decampeones del desempleo que la semana pasada hizo pública Eurostat, la oficina de estadísticas de la Comisión Europea. En la misma había una novedad: por primera vez la tasa de paro griega (26,8%) fuesuperior en diciembre a la española (26,1%), en un entorno generalizado de caída del empleo en Europa.
No puede haber solo casualidad, sino algún tipo de relación entre los datos del paro y los dela corrupción, que deben analizar los científicos sociales. Se trata de lo que los economistas llaman “externalidades”: lo que hace una persona, o un grupo, puede beneficiar o dañar a los demás. Comodice el poema, ningún hombre es una isla. Cuando quienes causan perjuicio a otros no tienen que asumir las consecuencias plenas de sus abusos logran un incentivo inadecuado. Las leyes y lasinstituciones están para proporcionar los incentivos correctos que eviten los daños a los demás, a sus propiedades, a su salud, su educación y a los bienes públicos (como la naturaleza) que disfrutan.
Elproblema surge cuando fallan las responsabilidades legales y las políticas. Se trata sobre todo de estas últimas cuando quienes ostentan posiciones de poder dicen estar haciendo lo correcto y perseguirel interés general, aunque sus convicciones sean lo suficientemente maleables como para dejarse convencer por “intereses especiales”. Defienden teóricamente el interés general cuando en realidad...
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