Nuevas Formas De Comunicacion
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Por Herbert Marcuse
1. LAS NUEVAS FORMAS DE CONTROL
Una ausencia de libertad cómoda, suave, razonable y d emocrática, señal del progreso técnico, prevalece en la civil ización industrial avanzada. ¿Qué podría ser, realmente más
racional que la supresión de la individualidad en el proceso
de mecanización de actuaciones socialmente necesarias
aunquedolorosas; que la concen tración de empresas individuales en corporaciones más eficaces y productivas; que la
regulación de la libre competencia entre sujetos económicos
desigualmente provistos; que la reducción de prerrogativas
y soberanías nacionales que impiden la organización internacional de los recursos? Que este orden tecnológico implique también una coo rdinación política e intelectual puedeser una evolución lamentable y, sin embargo, prometedora.
Los derechos y libertades que fueron factores vitales en los
orígenes y etapas tempranas de la sociedad industrial se
debilitan en una etapa más alta de esta sociedad: están
perdiendo su racionalidad y contenido tradicionales. La l ibertad de pensamiento, de palabra y de conciencia eran —
tanto como la libre empresa, a la que servíanpara pr om over y proteger — esencialmente ideas críticas, destinadas a
reemplazar una cultura material e intelectual anticuada por
otra más productiva y racional. Una vez institucionalizados,
estos derechos y libertades compartieron el destino de la
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Fuente: El presente texto corresponde al Cap.I de la obra “El
Hombre Uni di men sional , págs.31-48, Edit.Seix B arral,S.A.,1968.
1sociedad de la que se habían convertido en parte integrante. La realización anula las premisas.
En la medida en que la independencia de la necesidad, sustancia concreta de toda libertad, se convierte en una posibilidad real, las libertades propias de un estado de productividad más baja pierden su contenido previo. Una sociedad
que parece cada día más capaz de satisfacer las necesid ades de losindividuos por medio de la forma en que está
organizada, priva a la indepen- [31 ] dencia de pensamiento,
a la autonomía y al derecho de oposición política de su función crítica básica. Tal sociedad puede exi gir justamente la
aceptación de sus principios e instituciones, y reducir la
opos ición a la mera promoción y debate de políticas altern ativas dentro del statu quo. En ese respecto,parece de poca
im portancia que la creciente satisfacción de las necesidades
se efectúe por un sistema a utoritario o no -autoritario. Bajo
las condiciones de un creciente nivel de vida, la disconformidad con el sistema aparece como socialmente inútil, y
aún más cuando implica tangibles desventajas económicas y
políticas y pone en peligro el buen funcionamiento del conjunto. Es cierto que, por lomenos en lo que concierne a las
necesid ades de la vida, no parece haber ninguna razón para
que la producción y la distribución de bienes y servicios d eban proceder a través de la concurrencia competitiva de las
libertades individuales.
Desde el primer momento, la libertad de empresa no fue
precisamente una bendición. En tanto que libertad para trabajar o para morir de hambre, significabafatiga, insegu ridad y temor para la gran mayoría de la población. Si el ind ividuo no estuviera aún obligado a probarse a sí mismo en el
mercado, como sujeto económico libre, la desaparición de
esta clase de libertad sería uno de los mayores logros de la
civilización. El proceso tecnológico de mecanización y nor-
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malización podría canalizar la energía individual hacia un
reino virgende libertad más allá de la necesidad. La misma
estructura de la existencia humana se alteraría; el individuo
se liberaría de las necesidades y posibilidades extrañas que
le impone el mundo del trabajo. El individuo tendría libertad
para ejercer la autonomía sobre una vida que sería la suya
propia. Si el aparato productivo se pudi era organizar y dirigir hacia la satisfacción de las...
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