Orlando Virginia Woolf WWW
Novela difícilmente clasificable en la que —como escribió en su día Jorge Luis Borges,
traductor de la obra— «colaboran la magia, la amargura y la felicidad», ORLANDO
(1928) narra los avatares a lo largo de cerca de trescientos años del que empieza
siendo un caballero de la corte isabelina inglesa. Producto en parte de la ambigua
pasión de Virginia Woolf (1882-1941) por Vita Sackville-West yantecedente singular
del realismo fantástico, la historia de su protagonista, ambientada siempre en
sugerentes escenarios e impregnada por la particular obsesión de su autora por el
transcurso del tiempo, se desliza como un deslumbrante cuento de hadas ante los
fascinados ojos del lector.
Virginia Woolf
Orlando
ePUB v1.1
Polifemo703.04.12
Titulo original: Orlando: A Biography
Traducción deJorge Luis Borges
Orlando fue publicado originalmente en 1928.
Ilustración: James McNeill Whistler, Muchacha azul
Copyright © The Estate of Virginia Wolf, 1928
© de la traducción: 1995, María Kodama
© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2003
ISBN: 84-206-5525-2
Diseño/retoque portada: Orkelyon (epubgratis.me)
Editor original: Polifemo7 (v1.0-v1.1)
ePub base v2.0
A V. Sackville-West
Prólogo
Muchosamigos me han ayudado a escribir este libro. Algunos han muerto y son tan ilustres que
apenas me atrevo a nombrarlos, aunque nadie puede leer o escribir sin estar en perpetua deuda
con Defoe, Sir Thomas Browne, Sterne, Sir Walter Scott, Lord Macaulay, Emily Brontë, De
Quincey y Walter Pater para no mencionar sino a los primeros que se me ocurren. Otros, quizás
igualmente ilustres, viven aún y elhecho mismo los hace menos formidables.
Estoy agradecida especialmente a Mr. C. P. Sanger, cuya versación en la ley de inmuebles me ha
permitido realizar este libro. La vasta y peculiar erudición de Mr. Sydney Turner me ha evitado,
lo espero, algunos lamentables errores. He tenido la ventaja -sólo yo puedo apreciar su valordel conocimiento del chino de Mr. Waley. Madame Lopokova (Mrs. J. M. Keynes)ha estado
siempre lista a corregir mi ruso. A la imaginación e incomparable simpatía de Mr. Roger Dry
debo cuanto sé del arte pictórico. Espero haber aprovechado en otro terreno la crítica
singularmente penetrante, aunque severa, de mi sobrino Mr. Julian Bell. Las investigaciones
infatigables de Miss M. K. Snowdon en los archivos de Harrogatey de Cheltenham no fueron
menos arduas por haberresultado del todo inútiles. Otros amigos me auxiliaron en modos
demasiado diversos para ser especificados aquí. Básteme nombrar a Mr. Angus Davidson; a
Mrs. Cartwright; a Miss Janet Case, a Lord Berners (cuyo conocimiento de la música isabelina
me ha resultado inapreciable); a Mr. Francis Birrell; a mi hermano, el Dr. Adrian Stephen; a
Mr. F. L. Lucas; a Mr. y Mrs. Desmond Maccarthy; al más alentadorde los críticos, mi cuñado,
Mr. Clive Bell; a Mr. H. G. Rylands; a Lady Colefax; a Miss Nellie Boxall; a Mr. J. M. Keynes; a
Mr. Hugh Walpole; a Miss Violet Dickinson; al Honorable Edward Sackville-West; a Mr. y Mrs.
St. John Hutchinson; a Mr. Duncan Grant; a Mr. y Mrs. Stephen Tomlin; a Mr. y Lady Ottoline
Morrell; a mi madre política Mrs. Sidney Woolf; a Mr. Osbert Sitwell; a Madame JacquesRaverat; al Coronel Cory Bell; a Miss Valerie Taylor; a Mr. J. T. Sheppard; a Mr. y Mrs. T. S.
Eliot; a Miss Sands; a Miss Nan Hudson; a mi sobrino Mr. Quentin Bell (apreciado y antiguo
colaborador en materia novelística); a Mr. Raymond Mortimer; a Lady Gerald Wellesley; a Mr.
Lytton Strachey; a la Vizcondesa Cecil; a Miss Hope Mirrlees; a Mr. E. M. Forster; al
Honorable Harold Nicolson; y a mihermana, Vanessa Bell -pero la lista se alarga demasiado y
ya es demasiado ilustre. Me trae recuerdos de lo más agradables, pero despertará en el lector
una expectativa que el libro sólo puede frustar. Concluiré, pues, agradeciendo a los empleados
del Museo Británico y del Archivo su habitual cortesía: a mi sobrina Miss Angelica Bell un
favor que sólo ella pudo prestarme; y a mi marido, la invariable...
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