Perdida en su memoria
(We’ll Meet Again, 1999)
Mary Higgins Clark
ÍNDICE
Agradecimientos 5
Prólogo 6
Cinco años y medio después 11
1 11
2 12
3 14
4 15
5 17
6 18
7 18
8 20
9 21
10 22
11 26
12 27
13 28
14 31
15 32
16 33
17 33
18 37
19 38
20 40
21 41
22 42
23 43
24 44
25 46
26 48
27 49
28 50
29 52
3053
31 54
32 55
33 57
34 60
35 64
36 65
37 67
38 68
39 69
40 72
41 73
42 74
43 77
44 79
45 80
46 81
47 84
48 85
49 88
50 91
51 92
52 94
53 95
54 95
55 98
56 100
57 102
58 102
59 104
60 105
61 107
62 107
63 110
64 111
65 112
66 113
67 115
68 116
69 119
70 119
71 120
72 12373 125
74 128
75 128
76 130
77 131
78 132
79 133
80 134
81 135
82 137
83 138
84 139
85 142
86 143
87 144
88 145
89 145
90 147
91 148
92 148
93 149
94 150
Para Marilyn,
mi hija primogénita,
con amor
Agradecimientos
«Érase una vez» es la fórmula que emplean la mayoría de escritores para empezar una historia. Es elprincipio de un viaje. Definimos a los personajes que hemos perfilado en nuestra mente. Examinamos sus problemas. Contamos su historia. Y durante el proceso necesitamos mucha ayuda.
Que las estrellas iluminen a mis editores, Michael Korda y Chuck Adams, por su guía, supervisión y estímulo. Un millón de gracias, chicos.
Gypsy da Silva, supervisora de manuscritos, Carol Catt, preparadora deoriginales, Barbara Raynor, correctora de pruebas, y las asistentes Carol Bowie y Rebecca Head continúan superándose en su entrega de tiempo y generosidad. Dios os bendiga y muchas gracias.
Un tributo agradecido a mi publicista, Lisl Cade, siempre mi leal amiga, admiradora y portavoz.
Loor y gloria a mis agentes, Gene Winick y Sam Pinkus, por sus sabios consejos y estímulos.
Profundas gracias amis amigos, que con tanta generosidad me han transmitido sus conocimientos médicos, legales y técnicos: el doctor Richard Roukema, psiquiatra, la doctora Ina Winick, psicóloga, el doctor Bennett Rothenberg, cirujano plástico, Mickey Sherman, abogado criminalista, las escritoras Lindy Washburn y Judith Kelman, la productora Leigh Ann Winick.
Muchísimas gracias a mi familia por toda su ayuda yapoyo: los Clark, Marilyn, Warren y Sharon, David, Carol y Pat; los Conheeney, John y Debby, Barbara, Trish, Nancy y David. Chapeau para mis lectoras Agnes Newton, Irene Clark y Nadine Petry.
Y, por supuesto, amor y ramos de flores para él, mi marido, John Conheeney, un modelo de paciencia, solidaridad e ingenio.
Una vez más, citaré con alegría a mi monje del siglo xv: «El libro estáterminado. Dejad que hable el escritor.»
Prólogo
–El estado de Connecticut demostrará que Molly Carpenter Lasch mató premeditadamente a su marido el doctor Gary Lasch; que mientras él estaba sentado ante su escritorio, dándole la espalda, ella le rompió el cráneo con una pesada escultura de bronce; que le dejó desangrándose hasta morir mientras subía a su dormitorio y se quedaba dormida...
Losperiodistas sentados detrás de la acusada escribían frenéticamente redactando el borrador de los artículos que deberían entregar antes de un par de horas, si querían que llegaran antes del cierre de la edición. La veterana columnista del Women’s News Weekly empezó a escribir con su habitual prosa farragosa: «El juicio de Molly Carpenter Lasch, acusada del asesinato de su marido, Gary, ha empezadoesta mañana en la añeja y digna sala del tribunal de la histórica ciudad de Stamford, Connecticut.»
Medios de comunicación de todo el país cubrían el juicio. El enviado del New York Post estaba describiendo la apariencia de Molly, y hacía hincapié en el atavío que había elegido para el primer día. Qué maravilla, pensó, una notable mezcla de elegancia y seducción. No era una combinación que se...
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