Queda el nombre de Ada Augusta Byron, condesa de Lovelace, escrito para siempre en la memoria histórica, no porque fuera hija del famoso poeta, sino porque fue el nombre con que elDepartamento de Defensa de Estados Unidos bautizó su propio lenguaje de programación en el año de 1979, rindiendo así homenaje y reconocimiento a quien consideró como pionera de lainformática. Es así como esta mujer ingresa a la historia de la ciencia con paso firme y se instala con seguridad y donaire en el salón de la fama, pues bajo tal reconocimientopúblico no hay modo de regatearle sus méritos. El nombre de ADA, ahora reconocido como nombre de un lenguaje de programación, viene respaldado por el trabajo que la condesa de Lovelacerealizó al lado del matemático Babbage con las máquinas calculadoras, antecedentes directos de las actuales computadoras. Con ello, la hija de Lord Byron alcanza a fraguar su propiafama y renombre, abonando con su específico trabajo los terrenos de la ciencia informática y computacional.La historia, que tan parca –y a veces tan francamente mezquina– secomporta con sus figuras femeninas, parece ahora no tener empacho ninguno en reconocer el sitio que corresponde a la condesa de Lovelace en el territorio de la ciencia –y concretamente enel de la informática–, pues es el caso que su nombre aparece con frecuencia en las enciclopedias y diccionarios científicos. Y aunque si bien es cierto que su nombre aparecesiempre ligado al de Charles Babbage, inventor del ordenador programable, el trabajo que Ada realizó a su lado puede hablar por sí mismo. De ahí que, gracias a la colaboración que huboentre ellos, se les considere metafóricamente como “la pareja que engendró la computadora”. Pero además esta pareja compartió la idea de que podían inventar un sistema infalible
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