prisiones
aislarse al recluso de todo aquello que le llevo a delinquir, el individuo debe quedar
sumido en la soledad paraasí poder reflexionar, aprender a odiar su crimen; y de esta
manera, solo y aislado no reunirse con el resto de reclusos para prevenir motines y otras
tantas consecuencias nefastas.
Nosencontramos el debate sobre dos sistemas, el de Auburn y el de Filadelfia. El
primero basado en la soledad del recluso en su celda durante la noche; y el tiempo de las
comidas y del trabajo en común bajouna regla de silencio total. El segundo basado en
un aislamiento absoluto, de esta manera el condenado se ve obligado a escuchar a su
conciencia, a cambiar de moralidad.
Ha traído este debate desistemas a colación una serie de conflictos religiosos, médicos,
económicos, arquitectónicos y administrativos diferentes.
Nos encontramos ahora con otro debate, ¿debe estar remunerado el trabajo delos
reclusos? ¿Era causa perjudicial este trabajo para los trabajadores libres?
Si el trabajo era remunerado, si era una recompensa entonces realmente no era parte de
la pena. Esta discusión seagrava con la crisis económica del siglo XIX cuando se
produce una campaña de prensa en las que se critica que el trabajo de estos recluso hace
que bajen los salarios de los trabajadores libres. Elgobierno responde diciendo que la
función de este trabajo es la de tener ocupado al individuo y darle buenos hábitos, y que
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debido a su poca extensión y escaso rendimiento no podría suponerningún problema
sobre el resto de la economía. Además este trabajo remunerado les enseña a ganarse las
cosas, a vivir de lo suyo y no de lo de los demás.
Desde muy pronto se reclama desde estasinstituciones penitenciarias el derecho a
graduar la pena en función de las circunstancias del infractor, pues si se fija de una vez
para siempre puede perder su carácter correctivo. Se trata de una...
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