Psicologia.
Arthur F. Burns, el presidente del Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos y embajador para Alemania Occidental, era un hombre deconsiderable gravedad. Mediano de estatura, distinguido, con pelo ondulado y de color plateado, y con su típica pipa, fue consejero económico de numerosos presidentes desde Dwight D. Eisenhower hasta RonaldReagan. Cuando él hablaba, su opinión tenía peso y Washington escuchaba.
Arthur Burns, era también judío, así que cuando comenzó a asistir a una reunión informal de oración y comunión en la Casa Blancaen la década de 1970, fue recibido con un respeto especial. Nadie, de hecho, sabía bien cómo involucrarlo en el grupo y, semana tras semana, cuando diferentes personas se turnaban para poner fin a lareunión en oración, Burns era pasado por alto. Producto de una mezcla de reservas y respeto.
Pero una semana sucedió que el grupo estuvo liderado por un recién llegado que no conocía el statusinusual de Burns. Así que cuando la reunión terminó, el recién llegado se dirigió a Arthur Burns y le pidió que cerrara el tiempo con una oración. Algunos de los viejos se miraron con sorpresa y sepreguntaron qué sucedería. Pero sin perder tiempo, Burns extendió sus manos, y agarrados todos de las manos en el círculo, dijo la siguiente oración: "Señor, te ruego que lleves a los judíos a conocer aJesucristo. Te ruego que lleves a los musulmanes a conocer a Jesucristo. Por último, Señor, te ruego que lleves a los cristianos a conocer a Jesucristo. Amén."
La oración de Arthur Burns se ha convertidoen legendaria en Washington. No sólo sorprendió a los presentes con su franqueza refrescante, sino que también destacó un punto sobre "los cristianos" y "el cristianismo" que es necesario repetirregularmente.
El llamado [de Dios] les recuerda constantemente a los cristianos que, lejos de haber llegado, un cristiano es alguien que en esta vida está siempre en el camino como un "seguidor de...
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