Psicologia
Intervención cognitivo-conductual en cuidados paliativos pediátricos
Los síntomas físicos más comunes del niño al final de la vida son: dolor, fatiga, insomnio, alteraciones en la conducta alimenticia. |
Dr. José Mendez y Azareel Maya; Unidad de Cuidados Paliativos del INP
VRevista Dolor, Clínica y Terapia ol. 6/ 2009
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DesarrolloLa prevalencia y manejo de lossíntomas físicos y psicológicos en niños con enfermedad progresiva, ha generado un incremento en el interés de combinar intervenciones terapéuticas con el propósito de mejorar la calidad de vida de los niños. La sintomatología varía dependiendo del estadio de la enfermedad y de lo que se utiliza en el tratamiento paliativo.5 La sintomatología de la enfermedad terminal se divide en física ypsicológica, o la combinación de ambos aspectos, que determinan la importancia de esta intervención, factores tales como ansiedad, depresión, preocupación por lo que se vive, pérdida del control, incrementan la sintomatología física y la percepción de los síntomas que se presentan antes del final de la vida.1Los síntomas físicos más comunes del niño al final de la vida son: dolor, fatiga, insomnio,alteraciones en la conducta alimenticia. Y existe una amplia evidencia empírica de investigación aplicada de intervención cognitivo- conductual en diferentes enfermedades crónicas y en la medicina paliativa, que promueven y facilitan la presencia de conductas saludables, fortalecen el afrontamiento del niño y mejoran su calidad de vida.7El objetivo de la intervención cognitivo-conductualincluye:1. Modificar la conducta mal adaptativa
2. Eliminar las alteraciones de la imagen y autoestima, así como las emociones que interfieren con la función de adaptación
3. Mejorar las alteraciones de la comprensión de lo que sucede y disminuir el efecto de las creencias que afectan la reacción emocional
4. Entrenamiento en nuevas conductas y pensamientos que promueven el funcionamiento emocional positivo.Eldolor, en especial el crónico, tiene un componente cognoscitivo importante para su mantenimiento. Los pensamientos catastróficos en relación con el dolor y el énfasis excesivo de la atención en las sensaciones dolorosas, hacen que éste se interprete de manera errónea. Se reconoce que hay una influencia mutua ejercida por las variables cognitivas y cada uno de los restantes aspectos implicados en eldolor.3Desde esta perspectiva se asume que las diferentes cogniciones (pensamientos, valores, expectativas, creencias, etc.) que presentan los pacientes con dolor crónico influyen en su estado de ánimo, afectan los procesos fisiológicos que se desarrollan en su organismo, producen consecuencias sociales y también sirven como un motor de su comportamiento.3Aquellos pacientes que creen que su dolores permanente y misterioso utilizan menos estrategias de afrontamiento cognitivo, como la distracción y, sin embargo, producen más pensamientos catastrofistas; además estos pacientes valoran sus estrategias como poco efectivas para controlar su dolor. Por el contrario, los pacientes que creen que su dolor es pasajero y comprensible, valoran su habilidad para controlar el dolor significativamentemejor que los otros pacientes y responden mejor al tratamiento cognitivo-conductual.3La terapia cognitivo-conductual se ha esforzado en diseñar estrategias terapéuticas que se han mostrado eficaces en el entrenamiento, para el automanejo y autocontrol del dolor y otros síntomas asociados a la fase terminal. Incluye técnicas de afrontamiento tanto cognoscitivas y emocionales como conductuales;relajación y control de la respiración, uso de la imaginación, confrontación con pensamientos irracionales, aumento de la percepción del control y de la autonomía, entre otras técnicas.La evitación es una conducta habitual, producto del miedo a no saber qué decir, no poder establecer comunicación visual, no saber cómo ayudar ni determinar cuándo es el mejor momento para hacerlo.2El correcto...
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