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Páginas: 211 (52604 palabras) Publicado: 28 de agosto de 2011
Kurt Vonnegut
Matadero Cinco
o
La cruzada de los niños
Traducción de Margarita García de Miró

EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA

Título de la edición original:
Slaughterhouse-Five
or the Children's Crusade
Delacorte Press/Seymour Lawrence
Nueva York, 1969
Diseño de la colección:
Julio Vivas
Portada de Ángel Jové
Primera edición en «Contraseñas»: 1987
Primera edición en «Compactos»:junio 1991
Segunda edición en «Compactos»: noviembre 1999
© Kurt Vonnegut, 1969
© EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 1991 Pedro de la Creu, 58 08034 Barcelona
ISBN: 84-339-2031-6
Depósito Legal: B. 46070-1999
Printed in Spain
Liberduplex, S.L., Constitució, 19, 08014 Barcelona

A Mary O'Hare
y Gerhard Müller

El ganado muge,
El Niño se agita,
Pero Jesusito,
nillora ni grita.
1
Todo esto sucedió, más o menos. De todas formas, los partes de guerra son bastante más fieles a la realidad. Es cierto que un individuo al que conocí fue fusilado, en Dresde, por haber cogido una tetera que no era suya. Igualmente cierto es que otro individuo, al que también conocí, había amenazado a sus enemigos personales con matarlos por medio de pistoleros alquilados. Y asísucesivamente. He cambiado los nombres de los personajes.
Es cierto que volví a Dresde, con dinero de Guggenheim (Dios le bendiga), en 1967. La ciudad se parecía un poco a Dayton, Ohio, aunque con muchos más espacios libres. Su suelo debía de contener toneladas de harina de huesos humanos.
Volví allí con un viejo camarada de la guerra, Bernard V. O'Hare, y nos hicimos amigos del taxista que nosllevó hasta el matadero donde nos habían encerrado una noche como prisioneros de guerra. Su nombre era Gerhard Müller y nos dijo que había sido prisionero de los americanos durante algún tiempo. Le preguntamos qué tal se vivía bajo el comunismo, y él respondió que al principio era terrible —pues todo el mundo tenía que trabajar muchísimo, aparte de que no había ni cobijo ni alimentos ni ropasadecuadas—, pero que ahora las cosas estaban mucho mejor. Tenía un apartamento, pequeño aunque muy agradable, y su hija recibía una educación excelente. La madre quedó calcinada en el bombardeo de Dresde. Como suena.
En Navidades envió una postal a O'Hare cuyo texto decía:
«Deseo que usted y su familia, así como su amigo, pasen unas felices Navidades y un próspero Año Nuevo, y espero que nosencontraremos nuevamente, si la casualidad lo permite, dentro de un taxi, en un mundo de paz y libertad.»
Me gustó mucho eso de «si la casualidad lo permite».
Me disgustaría decir lo que este asqueroso librito me ha costado en dinero, malos ratos y tiempo. Cuando volví a casa después de la Segunda Guerra Mundial, hace veintitrés años, pensé que me sería fácil escribir un libro sobre la destrucción deDresde, ya que todo lo que debía hacer era contar lo que había visto. También estaba seguro de que sería una obra maestra o de que, por lo menos, me proporcionaría mucho dinero, por tratarse de un tema de tal envergadura.
Pero cuando me puse a pensar en Dresde las palabras no acudían a mi mente, al menos no en número suficiente para escribir un libro. Y tampoco ahora, que me he convertido en unviejo fatuo con sus recuerdos, sus manías y sus hijos ya crecidos, tengo palabras para hacerlo.
Pienso en lo inútil que me ha resultado el recuerdo de Dresde, en lo tentador que ha sido el tema para muchos escritores, y me acuerdo del famoso estribillo:
Había en Estambul un joven
Que así interpelaba a su herramienta:
«Me quitaste la salud
Y mi hacienda arruinaste,
Y ahora todo es pocopara ti,
¡Vieja loca!»
Y también me acuerdo de la canción que sigue:
Mi nombre es Yon Yonson.
Trabajo en Wisconsin,
En una serrería
Y cuando voy por la calle,
La gente me pregunta:
«¿Cómo te llamas?»
Y yo contesto:
«Mi nombre es Yon Yonson,
Trabajo en Wisconsin...»
Y así hasta el infinito.
Al paso de los años, la gente que he conocido me ha preguntado muchas veces en qué...
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