Tesis

I
INTRODUCCIÓN
La cosmovisión de Occidente tiene uno de sus más firmes cimientos en una concepción de la relación de la especie humana con su entorno mediada por el demiurgo de la razón humana. Sin embargo, actualmente el embate de las ideas de la posmodernidad obliga a pensar sobre la vigencia de los pilares que soportaron la figura moderna del mundo. En este sentido se vuelve una reflexiónobligada el análisis de la ciencia no sólo como sistema positivo de explicación del universo, sino como sustento filosófico, sensu stricto, de la vida cotidiana del hombre actual.
En efecto, no es una exageración el afirmar que hoy en día la ciencia ha llegado a ocupar, al menos en parte, el lugar que en la antigüedad religión y filosofía tuvieron como garantes de la verdad que el ser humanodesea “por naturaleza conocer”. Separada de su antigua cuna -la filosofía helénica- y convertida en antítesis de la religión durante los diversos movimientos sociales de la Europa racionalista e ilustrada, la Ciencia acabaría por adquirir un carácter cuasi metafísico ante la mirada del colectivo popular, que veía en sus avances la seguridad de un progreso ilimitado, vehículo de la humanidad hacia unfuturo siempre prometedor.
No es sino hasta la llegada del desencanto traído por los conflictos bélicos del siglo XX que la sociedad empezó a cuestionar cada vez más los efectos colaterales que el desarrollo de la ciencia y la tecnología habían traído consigo: contaminación, desigualdad social y, sobre todo, el peligro latente de la destrucción del planeta.
En el medio de esta crisis deconfianza la mirada popular empieza a fijarse cada vez más en la actividad científica ya no como un modelo de saber inmaculado de todo prejuicio y debilidad humanos, sino como un sistema más de explicación de la realidad, no más resistente a la mirada crítica que el mito, la religión o la filosofía.
La ciencia, o más bien las ciencias, comienzan a ser tasadas en su dimensión de quehaceres humanos, ypor tanto falibles y perfeccionables como todo lo humano es. En este punto surge la figura del científico no como un iluminado del verdadero saber, sino como un sujeto presa de todas nuestras fortalezas y debilidades, virtudes y vicios.
Escribir sobre ciencia es pues, necesariamente, escribir no sólo sobre enigmas acerca del mundo y métodos de investigación para resolverlos, sino también escribirsobre sujetos concretos que se desenvuelven en un contexto particular para dar satisfacción a necesidades emanadas de una cierta manera de concebir no sólo lo que la realidad es, sino lo que la humanidad anhela específicamente conocer de ésta.
Dicho lo anterior no es de extrañar que la actividad científica en sus diversas facetas, en los diversos momentos históricos de su desarrollo y en losdistintos contextos sociales en los que se ha dado, nos de respuestas a veces diametralmente distintas para preguntas tan fundamentales como ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? o ¿Hacia dónde nos dirigimos?
Hasta mediados del siglo veinte la interpretación positivista del desarrollo histórico de las ciencias como un proceso de acumulación del conocimiento que garantizaba el tránsito a un estado de mayorbienestar de la humanidad no fue puesta en discusión. No es sino hasta la publicación de la obra de Thomas Samuel Kuhn La estructura de las revoluciones científicas que el desarrollo histórico de la ciencia es empezado a ver como un proceso surcado por múltiples determinaciones sociales e ideológicas. Así, para Kuhn la investigación científica normal es aquella que se da al interior de un ciertoparadigma, que establece qué y cómo es válido estudiar; fuera de este paradigma la investigación no es considerada ciencia ‘normal’.
Si aceptamos esta visión de cada ciencia como hija de su época entonces cada comunidad científica ha sido la representante engendrada y avalada por tal época; podríamos decir que así como los principios estéticos y éticos varían de época en época lo hacen también...