(The Ten Commandments for Business Failure)
(The Ten Commandments for Business Failure)
"El autor Donald R. Keough sostiene que la mayoría de los fracasos no se deben a errores estratégicos,
sino que el fallo real yace en las personas que lideran las empresas. Con prólogo de Warren Buffet".
1 Sinopsis:
“Me he enamorado de todo lo que he vendido” (Pág. 157). Así dice Donald R. Keough, en lasúltimas líneas de su texto, cuando va presentando sus conclusiones sobre cómo ganar. Sólo por
eso valdría la pena leer este libro, pues es el mejor consejo, a mi juicio y al de muchos, para
triunfar en cualquier cosa.
No conozco a Keough pero parece ser un tipo lleno de buen humor. El enfoque que le da al viejo
desafío que parece afectar a todos los hombres de éxito –todos se sienten impelidos aexplicar
por qué a ellos les ha ido tan bien en la vida- lo resuelve con un enfoque negativo (inverso) de la
cuestión. Cuando (casi) todos adoptan el enfoque positivo –qué hacer para ganar- Donald R.
Keough adopta el punto de vista contrario: qué hacen los que se arruinan en los negocios. Es
evidente que, por contraste, conocidas las vías que conducen al fracaso, al evitarlas, evitaremostambién a éste.
En su Introducción al libro, Donald R. Keough “vende” sus mandamientos para el fallo, “con la
garantía de que si el lector practica cuidadosamente uno o más de ellos, fracasará, o, por lo
menos, llevará ventaja en el trayecto descendente que conduce al fracaso final” (Pág. 22).
Y presenta su texto con la broma siguiente: “(Una vez)... cuando me pidieron que hablara sobre
cómo sepuede ganar, respondí que no podía. Lo que sí podía sin embargo era hablar sobre cómo
se puede perder y ofrecía garantías de que cualquiera que siguiese mi fórmula, llegaría a ser un
perdedor de mucho éxito” (Pág. 18).
Advertido queda pues el lector acerca del enfoque utilizado.
El primer mandamiento premia la ausencia de riesgo con el fracaso total. “A lo largo de los años,
muchas empresas deéxito han dejado de asumir riesgos importantes en momentos críticos y han
pagado el precio; para algunas sólo fue un traspiés y lograron remontar, pero muchas otras, no
sólo se derrumbaron sino que también desaparecieron... Quién sabe cuántas lápidas del
cementerio del capitalismo deberían llevar grabado el epitafio de: “Aquí yace una compañía que
murió libre de riesgos” (Pág.31).
El segundomandamiento nos advierte de la rigidez a evitar en los negocios y así dice, sin
embargo, que: “Cuando las condiciones a su favor cambien, siga inflexible insista en su postura,
manténgase firme y fracasará” (Pág. 42). Y termina sentenciando: “Si quiere fracasar, sea
inflexible”. ¡Amén!
En el tercero nos habla de lo bien que le sienta al fracaso, el aislamiento de los demás.
“Si acata eltercer mandamiento y se aísla efectivamente, no sólo no sabrá lo que no sabe de su
negocio, sino que estará suma y serenamente confiado en que lo que sí sabe es lo
correcto”(Pág.62). Con el desastroso final que cabe suponer para el aislado.
El cuarto mandamiento también es un viejo y extendido conocido. Los que fracasan se sienten en
todo tiempo, infalibles. “Esa actitud infalible del yo sé másque tú de muchos directivos ha
provocado que muchas compañías pasen por alto la realidad y desperdicien oportunidades”(Pág.
67). Y sin aprovecharlas ¿cómo se puede ganar?
El quinto es excitante: si quiere fallar en los negocios y terminar mal muévase cerca de la
ilegalidad. El autor hace una referencia a los ejecutivos corporativos responsables de las finanzas
de las empresas en estos últimosaños, llegando a decir que se convirtieron en algo similar a las
estrellas del Rock y que, en su descenso a territorios prohibidos, “unos cuantos líderes
corporativos empezaron a cambiar la pregunta de: -¿Es correcto?- por la de: -¿Es legal? Y a
partir de ahí, se quedaron a un sólo paso de: -¿Nos pillarán? (Pág. 73).
Anuncia también su pesimismo acerca de la regulación de la actual...
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