Trabajo de campo en Marruecos
TRABAJO DE CAMPO
EN MARRUECOS
Sali de Chicago dos dias despues del asesinato de Robert Kennedy. Mi apartamento en la ciudad estaba pnicticamente vado. Habia
terminado de preparar el equipaje y la mayor parte de los muebles
estaban vendidos, quedaban s610 la cama y la cafetera. Estaba algo
nervioso por el hecho de partir, pero la noticia del asesinato habia
enterradoestos sentimientos bajo una oleada de repulsa y asco.
Deje America con un sentimiento de alivio. Estaba harto de ser
estudiante, de la ciudad, y me sentia politicamente impotente. Me
dirigia a Marruecos para convertirme alli en antrop610go.
Llegue a Paris en junio de 1968, varios dias despues de que
la polida hubiese despejado de las calles hasta el ultimo estudiante
de la Facultad deMedicina. Como consecuencia del levantamiento,
encontre las calles casi desiertas y los castigados muros cubiertos
de pintadas de caracter politico. Asisti a varios mitines en el patio
de la Sorbona pero era ya demasiado tarde, el impetu revolucionario habia pasado ya su punto aigido. Los panfletos pedian a los
parisinos que no abandonaran
la ciudad para ir de vacaciones.
La capital se encontrabavada, rota, gastada. Conod a una chica
-con sangre india, afirmaba ella- que se habia escapado de su
cas a en Arizona. Segun deambuhibamos a 10 largo del Sena, el
ambiente de guerra que se respiraba y el futuro incierto me hicieron sentir como un personaje de una de las novelas de Sartre,
muy existencialista. Dos dias mas tarde me corte el pelo, tome
el autobus de Orly, y sali paraMarruecos.
A principios de los sesenta el gran experimento Hutchins de
educaci6n general dab a sus ultimos coletazos en la Universidad
de Chicago. El saber que la educaci6n liberal en su sentido «chisico» se estaba extinguiendo me conmovia profundamente.
La Uni-
versidad me habia ofrecido la experiencia profunda y liberadora
de descubrir 10 que significa el pensamiento, pero tambien me
habiadejado con la impresi6n de que las antiguas ciencias y disci"
plinas atravesaban una crisis. Para la mayoria de nosotros, se
iba viendo claro que la sociedad americana estaba acosada por
profundos problemas estructurales, y que la clarividencia y co herencia necesarias para solucionarlos no se encontrarian en el'mundo academico 0 en las instituciones politicas existentes. Este hecho
nos dej6 amuchos de nosotros confundidos y con actitud de busqueda, pero todavia relativamente pasivos. Las dificultades eran
graves, pero Chicago estaba serena en su superficie.
Los dos libros que quizas mejor expresaban el espiritu de la
epoca segun mi opini6n era La Estructura de las Revoluciones
Cientificas (1962) de Thomas Kuhn y Tristes Tropiques (1955) de
Claude Levi-Strauss. Khun habia aislado deforma clara todo un
grupo de temas que seextendian mas alIa de la fisica y la quimica.
Su termino «agotamiento del paradigma» simbolizaba el fracaso
del. pensamiento convencional en la explicaci6n del tema comun
de nuestra falta de satisfacci6n cQn el curriculum academico, la
politica, y nuestra experiencia personal. De alguna, forma, las verdades recibidas que se nos ofrecian no resultabansuficientes para
organizar nuestras percepciones y experiencias; algo nuevo tenia
que depararnos el futuro.
Mi atracci6n por el concepto de depaysement1 de Levi-Strauss
me separaba de muchos de mis amigos, que estaban mas atraidos
por toda la gama de praxis politicas y sociales que por la parad6jica lIamada del frances a un distanciamiento que nos permitiese
retornar a la cultura propia deforma mas profunda resultaba conr vincente,
aunque oscura. Me encontraba hastiado de Occidente,
, sin saber por que, y me seducia la idea simplista de que la cultura
?ccidental s610 era una entre muchas y, por cierto, no la mas
mteresante. '
Este tedio tipico del universitario sumado a mi ferviente inclinaci6n intelectual me arrastraron a la antropologia. Parecia esta ser
la unica disciplina...
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